El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, quien falleció el miércoles a los 104 años de edad, fue sepultado este viernes en el cementerio Sao Joao Batista, en el barrio de Botafogo, en la ciudad de Río, donde los asistentes al sepelio dieron una despedida al artista con aplausos, oraciones y canciones cariocas, así como también el himno comunista.
Poco antes se había celebrado en el palacio municipal de la ciudad, una ceremonia religiosa en su memoria, a pesar de que el arquitecto era ateo, durante el velatorio.
Al servicio acudieron a lo largo del día el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, el gobernador Sergio Cabral, y su homólogo del estado de Minas Gerais, Antonio Anastasia.
En el momento en que el cortejo ingresó al camposanto, la Banda de Ipanema, orquesta de barrio del carnaval carioca, de la cual el arquitecto era patrono, interpretó la música Carinhoso.
Cuando el ataúd era bajado a la sepultura, familiares y otros presentes aplaudieron y rezaron oraciones, así como también militantes comunistas entonaban trozos de La Internacional, el himno de la clase trabajadora mundial.
Luego de la sepultura, la banda de Ipanema interpretó Cidade Maravilhosa, himno de Río de Janeiro, la ciudad en la que nació y murió, y Acuarela do Brasil.
Niemeyer es considerado el padre de la arquitectura brasileña y responsable del diseño de la ciudad de Brasilia junto al urbanista Lucio Costa en 1960.
El ganador del premio Pritzker 1988, equivalente al Nobel de Arquitectura, diseñó más de 600 obras en el mundo y dejó una veintena en curso en varios países.