Se entregó a los ideales en los que creía|Simón Bolívar es un lucero de la emancipación continental

Simón Bolívar es sinónimo de gloria. Hoy, 182 años después de su último suspiro, aquel caraqueño rebelde que decidió enfrentar a un imperio colonizador está más vivo que nunca en la voz de un pueblo que lo nombra y que cultiva cada uno de esos pensamientos emancipadores que desarrolló a lo largo de su vida.

Bolívar fue un hombre que se entregó a los ideales en los que creía. Incluso en su lecho de muerte, nunca olvidó a su pueblo: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”, dijo aquel fatídico 17 de diciembre de 1830, en Santa Marta, Colombia.

Esa devoción por la integración del continente lo llevó a participar de forma decisiva en la lucha armada por la independencia política de los territorios que en la actualidad corresponden a Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Allí rompió las cadenas de un Imperio Español que saqueó a su antojo estas latitudes durante más de 300 años.

INVENCIBLE

A diferencia de otros reconocidos estrategas militares de la historia (Napoleón y Alejandro Magno), el Padre de la Patria nunca alzó su mano con la intención de conquistar otras tierras. Siempre enarboló su espada en nombre de la libertad del continente y se dedicó a impulsar el desarrollo endógeno de sus pueblos.

El año pasado, la agencia de noticias británica BBC aseguró que Bolívar era el americano más prominente del siglo XIX. La empresa mediática europea cuantificó que el Libertador participó en 472 batallas, siendo derrotado sólo en seis, cifra que denota la perfección de sus estrategias militares y el arrojo que demostró, sin importar el riesgo que corrió su vida.

Asimismo, Bolívar recorrió buena parte del mundo. Visitó España, Inglaterra, Francia, Portugal, Italia y parte de Austria y Alemania. Esos viajes a Europa, en distintas etapas de su vida, definieron su personalidad y contribuyeron con la construcción de sus ideales emancipadores y antiimperiales.

INVESTIGACIÓN PATRIÓTICA

Por mucho tiempo, la imagen que tenía el mundo de Bolívar fue la plasmada en los lienzos de artistas plásticos de la época. No obstante, el Gobierno Bolivariano, encabezado por el presidente Hugo Chávez, impulsó una investigación científica para determinar, en principio, la causa de muerte del Libertador.

Con ese objetivo, a mediados de 2010, fueron exhumados los restos del Padre de la Patria, en un procedimiento que se prolongó por más de 19 horas.

Esa acción histórica permitió que, dos años después, en la celebración del 229° aniversario de su natalicio, el presidente Chávez develara una imagen del rostro de Bolívar, trazada gracias a una reconstrucción facial científica, llevada a cabo por especialistas en la materia.

Además, se conoció que el Padre de la Patria falleció de una enfermedad respiratoria crónica, que se agravó por una infección. Se determinó que, probablemente, el mal estado de ánimo del prócer en aquel momento –causado por el desmembramiento de la Gran Colombia, el asesinato de Antonio José de Sucre y las traiciones de algunos de sus compatriotas– aceleró el padecimiento y lo llevó más rápido a la muerte.

En definitiva, Bolívar es un faro de refulgente luz que, 182 años después de su muerte, aún brilla en los corazones de quienes aman la libertad y la justicia. ¡Viva Bolívar!

CANTO A BOLÍVAR

Pablo Neruda

Padre nuestro

que estás en la tierra, en el agua, en el aire

de toda nuestra extensa latitud silenciosa,

todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:

tu apellido la caña levanta a la dulzura,

el estaño Bolívar tiene un fulgor Bolívar,

el pájaro Bolívar sobre el volcán Bolívar,

la patata, el salitre, las sombras especiales,

las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,

todo lo nuestro viene de tu vida apagada,

tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,

tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Tu pequeño cadáver de capitán valiente

ha extendido en lo inmenso su metálica forma,

de pronto salen dedos tuyos entre la nieve

y el austral pescador saca a la luz de pronto

tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.

¿De qué color la rosa que junto a tu alma

[alcemos?

Roja será la rosa que recuerde tu paso.

¿Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?

Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.

¿Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?

Es roja la semilla de tu corazón vivo.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.

Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a

[ella,

y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.

Y otra mano que tú no conociste entonces

viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:

de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,

de la cárcel, del aire, de los muertos de España

llega esta mano roja que es hija de la tuya.

Capitán, combatiente, donde una boca

grita libertad, donde un oído escucha,

donde un soldado rojo rompe una frente parda,

donde un laurel de libres brota, donde una nueva

bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,

Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.

Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.

Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.

Los malvados atacan tu semilla de nuevo,

clavado en otra cruz está el hijo del hombre.

Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,

el laurel y la luz de tu ejército rojo

a través de la noche de América con tu mirada mira.

Tus ojos que vigilan más allá de los mares,

más allá de los pueblos oprimidos y heridos,

más allá de las negras ciudades incendiadas,

tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:

tu ejército defiende las banderas sagradas:

la Libertad sacude las campanas sangrientas,

y un sonido terrible de dolores precede

la aurora enrojecida por la sangre del hombre.

Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.

La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,

de nuestra joven sangre venida de tu sangre

saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.

Yo conocí a Bolívar una mañana larga,

en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,

Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres?

Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:

“Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo”.

Texto/Ciudad Ccas.
Foto/Archivo CO