Un grupo de activistas se congregó frente a la sede central de Boeing en la ciudad de Chicago, noroeste de Estados Unidos, para condenar a esa compañía por producir aviones y bombas que el Pentágono usa en Irán y Siria.
«Boeing produce aviones de combate y helicópteros de ataque. Hacen bombas de uranio empobrecido, que se retiraron de Gaza en 2008, y que causaron defectos en los recién nacidos. Además Boeing fabrica aviones espía para usarlos contra Irán», resaltó Kait McIntyre, integrante del Comité Contra la Guerra.
Esa acción de los activistas fue respondida agresivamente por la Policía local, así como por los vigilantes y perros de guardia de la oficina de Boeing.
McIntyre, amén de criticar las amenazas de EE.UU contra Irán y Siria, advirtió que los presupuestos que se gastan en las actividades militares del país norteamericano y en la producción de Boeing, el Gobierno debería invertirlos en encontrar a personas necesitadas en EE.UU. y ayudarlas a salir adelante.
El nuevo presupuesto militar de las autoridades de Washington recién aprobado de 631.000 millones de dólares, supone un aumento notable respecto a los 607.000 millones de dólares del año 2011, una cifra que en aquellos días había convertido a Estados Unidos en el país con un gasto militar equivalente a casi la mitad de todo el mundo.