El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, aseguró este jueves que la debilidad económica de la Eurozona, que en el tercer trimestre entró en recesión, se extenderá durante el 2013.
Frente a esa realidad afirmó que los riesgos sobre las perspectivas económicas se mantienen a la baja por la lentitud de las reformas o las desigualdades geopolítica, por lo que consideró prioritario que los gobiernos reduzcan rápidamente sus desequilibrios fiscales y estructurales.
En una conferencia de prensa tras la primera sesión del año del Consejo de Gobierno del banco, Draghi advirtió que aunque la golpeada economía del euro comienza a enviar señales de recuperación, aún es demasiado pronto para cantar victoria en la lucha contra la crisis.
Aseguró que la debilidad todavía es apreciable y se observan síntomas de una significativa fragmentación, por lo que emplazó a una mayor fortaleza en general y claros signos de recuperación antes de poder alcanzar un punto de inflexión.
Al respecto, explicó que el BCE decidió por unanimidad mantener las tasas de interés en el mínimo histórico de 0,75%, con lo cual evita así nuevos estímulos a la coyuntura pese a la recesión en la Eurozona.
Draghi explicó que la decisión de mantener los tipos estables responde a la mejora de las condiciones de los mercados financieros y una estabilización de los indicadores económicos.
En tal sentido se mostró optimista de cara a la segunda mitad del año, cuando debería comenzar una gradual recuperación gracias a una mayor confianza en los mercados financieros, menor volatibilidad, aumento de depósitos en bancos periféricos y subida de las bolsas.
El presidente del BCE también prevé que la inflación caiga un dos por ciento este año, lo que implicaría una posibilidad para rebajar los tipos de interés bancario, en tanto rechazó una retirada de las medidas expansivas y de estímulos, antes de ver señales de recuperación.
Sobre el deterioro del mercado laboral y el elevado desempleo en España y Grecia, reclamó más reformas estructurales a los gobiernos, en particular para proteger a los jóvenes, los más afectados por la pérdida de trabajo.