Por Odorico Ribeiro|Otro movimiento juvenil para el socialismo (Opinión)

Luego de tantos y tantos éxitos a nivel mundial con nuestras orquestas y nuestros jóvenes músicos, surge ahora otro moderno e inédito movimiento con una faceta un poquito distinta, pero que conlleva al mismo objetivo: el hombre nuevo, formado en una sociedad justa, inteligente y sana de muchos males. Y cada vez más.

Hace unos días, con mucha alegría, aplaudimos el lanzamiento de ese otro movimiento, el Movimiento Infantil Juvenil de Teatro César Rengifo. Y si cerramos los ojos por un momentico y visualizamos a estos dos grandes grupos de aquí a algunos años, veremos un escenario muy optimista respecto a los caminos y logros del ser humano.

Y que pongan mucha atención a eso nuestros representantes en los diversos órganos internacionales, pues algo así es para ser seguido muy de cerca por los demás países, los de América Latina en particular.

Ahora bien, mirando este esfuerzo -que sin duda nos impulsará con mucha fuerza- y reflexionando sobre todo ese bonito proceso revolucionario, llegamos a la conclusión que hay otro movimiento más con esa misma característica infantil-juvenil que necesita ser creado ahora mismo y con cierta urgencia.

Nos estamos refiriendo a lo que sería el Movimiento Infantil Juvenil para las Ciencias.

Sin duda tenemos que pensar con mucho detenimiento lo que pudiese ser otro gran salto de la Revolución Bolivariana socialista de la Venezuela del siglo XXI.

Entre las muchas posibilidades que hay allí y que, repito, deben ser muy bien pensadas y analizadas, encontramos alternativas que bien pueden ser estimulantes para ese tremendo movimiento.

Por ejemplo, la creación de un gran Centro de Desarrollo Científico; el establecimiento de facilidades para becas especiales a sus integrantes; además de viajes en grupo a los observatorios, laboratorios, universidades y centros de investigación varios (tanto en el ámbito público como en las empresas privadas que quisieran sumarse a ese proyecto).

Obviamente todo eso no estaría restricto al espacio nacional. Países hermanos, pueblos hermanos pudieran crear un sistema de intercambio a todos los niveles (redes sociales, visitas, intercambios, becas, etc).

Claro está que el ALBA, la Celac, el Mercosur y la Unasur deben sumarse ya mismo a esa idea y también crear su gran Centro de Desarrollo Científico Infantil Juvenil. Obviamente no podemos hablar de todo ese gran abanico de posibilidades sin tener claro que paralelamente existe la necesidad de un apoyo a nivel de adultos, expertos que puedan dar los primeros pasos e ir acompañando el desarrollo de ese proceso.

Y tampoco podemos olvidar algo de suma importancia que sería la creación de una comisión de alto estudio científico y pedagógico que nos lleve al mejor camino, hacia una mejor elección de cómo mejorar el proceso de enseñanza, de cómo alcanzar de forma efectiva el objetivo de tener a un niño o a un joven involucrado con las ciencias y, también, con el desarrollo de su inteligencia. Todo ello, en conjunción con una perspectiva moral del desarrollo del conocimiento científico.

En cuanto a su nombre, en el caso venezolano obviamente hay varias sugerencias en el espectro científico nacional, tales como Francisco de Venanzi, Jacinto Convit, Arnoldo Gabaldón, entre muchos y muchos otros. De nuestra parte creemos que su nombre debe ser Hugo Chávez Frías, un hombre que siempre amó las ciencias -las matemáticas en especial- y las difundía en cada momento que le era posible hacerlo. Que sea constituido a la mayor brevedad, pues, el “Movimiento Infantil Juvenil para las Ciencias Hugo Chávez Frías”.

T/ Odorico Ribeiro
odoricoribeiro@hotmail.com
Caracas