Columna de Oliver Reina| Avestruces o cómplices (Opinión)

La manera como algunos entienden la política en Venezuela es como una mala adaptación de Alicia a través del espejo de Lewis Carroll y Patas Arriba: la escuela del mundo al revés de Eduardo Galeano; incluso a ratos, hasta con mucho más de una pizca de La cantante calva de Eugène Ionesco. Leamos a algunos diputados opositores para confirmarlo.

Hay quien afirma que “ahora los corruptos acusan a los honestos” (Julio Borges- PJ), quien pregunta si “la Asamblea Nacional ahora se convertirá en la casa para cambiar las decisiones de la justicia” (Gustavo Marcano-PJ) y hasta quien se queja de que “a pesar de tener todas las instituciones en contra, estamos dándole la cara a los venezolanos” (Richard Mardo-PJ). Increíble descaro: los tres diputados citados han sido señalados, con pruebas en la mano, de hechos de corrupción.

Decir una cosa, pensar una segunda, querer una tercera y sentir una cuarta: tal parece ser el perfil psicológico de algunos de quienes llevan años exigiendo al Gobierno Nacional tomar medidas contundentes contra la corrupción y que cuando en este momento las asume, se niegan a colaborar, en una actitud que en el mejor de los casos se parece a la del avestruz temeroso y en el peor, a la del cómplice protector.

Fijemos dos afirmaciones: es verdad que actualmente existen leyes que por sí mismas permiten luchar contra la corrupción, pero no es menos cierto que la aprobación de una Ley Habilitante permitiría más acelerados y profundos avances en la lucha contra ese lastre cultural que termina expresándose en un “ley del más vivo”, con sus nefastas consecuencias.

La combinación que mejor demostraría una verdadera intención de combatir la corrupción sería la de aplicar, caiga quien caiga, las leyes existentes y aprobar poderes especiales al Ejecutivo tanto para sancionar nuevas leyes sobre la materia como para reformar las ya existentes y así facilitar que se persiga y acorrale la corrupción donde quiera que se encuentre, al tiempo que permita recrudecer las sentencias en correspondencia con el daño causado no al patrimonio, sino a la moral nacional. Y fundamentalmente, hacer cumplir las leyes sin consideraciones partidistas, de poder económico o político, de vínculos de distinto tipo ni cualquier otra, sea cual fuere.

Diputadas y diputados, es hora de que demuestren amar a la Patria habilitando al Ejecutivo e inhabilitando a la corrupción. ¡Es la hora de la verdad!

@oliv22
Caracas

En este hermoso país, y desde hace mucho tiempo, existen suficientes leyes que permitirían, en un ambiente de absoluta sinceridad, luchar contra ese flagelo de la corrupción (no es cultural, me niego a aceptarlo. Más bien de lo que se trata es del abandono de los principios que, suponemos, deberían ser cultivados desde el seno del hogar), por lo que no estaría de acuerdo con otorgar esos “poderes especiales” al presidente, pues para demostrar que en realidad quiere combatirla, lo primero que debería hacer es pedirle a los otros órganos del Estado la investigación y sanción de tantas denuncias de supuestos hechos de corrupción cometidos por muchos de los que le acompañan en esta travesía. Demostrar la sinceridad del discurso con hechos contundentes y valiéndose de las herramientas de que ahora dispone. Lucha sin cuartel, y luego, seguramente si, se le darían esos poderes especiales, pero no antes.

  • Quiero referirme al contenido de este artículo y escribir algunas reflexiones sobre al respecto.
    En primer lugar valoro el que Oliver reconozca que en el parlamento hay diputados de la oposición que llevan años exigiéndole al gobierno nacional tomar medidas contundentes contra la corrupción. Eso en un país donde sistemáticamente se niega la oportunidad del dialogo para la construcción del país que todos queremos ya es algo. La lucha contra la corrupción, si bien es importante y urgente, amerita sinceridad de parte y parte, y quienes tienen el poder, y puesto que la ley entra por casa, son quienes deben dar el ejemplo.
    Si bien aplaudo que se investigue en donde, al parecer, hay indicios de corrupción (caso Mardo), que de por si no son muy claros (desde qué cargo público y administrando cuáles recursos delinquió?), también exijo se investiguen los innumerables casos de corrupción de funcionarios de este gobierno que ¿deliberadamente? han sido ignorados, y ahora sí, caiga quien caiga