Se despidió Leopoldo Castillo como solo él podía hacerlo, en medio de la mirada de gato tierno de sus co-presentadoras y con un tema de Frank Sinatra de fondo y entonces comenzó a correr la sangre de un canal privado que en nombre de la libertad de prensa ha violado el Código de Ética del Periodista Venezolano, la Ley Resorte y hasta la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El show comenzó entonces en CNN, NTN24, RCR, Caracol etc, etc.
Según mis colegas, ésta es la demostración número un millón de cómo en Venezuela muere la libertad de expresión, prensa y empresa.
Al escuchar las célebres declaraciones de “Chucho” Torrealba y el resto del combo que salió del canal opositor argumentado no estar de acuerdo con la “nueva línea editorial” a simple vista, siempre y cuando las lágrimas lo permitan, se nota la manipulación.
Imagino a las pobres doñas del este llorando por su canal al que ahora tildan de chavista y aún peor, preguntándose cómo esos honorables comunicadores que irrespetaron durante años la ley y se hicieron millonarios anunciando pocetas y apartamentos impagables harán para sobrevivir.
La verdad, por más que se manipule, no cambia.
Para ser honestos los que han sido y son perseguidos por chavistas son comunicadores como Daniela Rivas, despedida y maltratada en Meridiano TV, medio que apoyó a Pedro Carmona y su breve e inconstitucional gobierno o, comunicadores como Pedro Yajure, quien por atreverse a defender la Revolución Bolivariana es acosado por gerentes de AM y FM Center.
Tal vez un periodista opositor vale más que uno revolucionario, tal vez aunque seamos mayoría seguiremos siendo invisibles… Tal vez deberíamos ser nómina del pobre Globovisión para que alguien hable de lo que pasa.