El ministro del Interior de Francia, Manuel Valls, justificó las deportaciones de dos jóvenes inmigrantes, estudiantes de secundaria, del país, por presuntamente estar indocumentados.
Valls aseguró que el Gobierno no “cambiará de rumbo” pese a la polémica por la expulsión de Leonarda Dibrani, una estudiante gitana de 15 años, que cursaba clases desde hacía cuatro años en un colegio ubicado al este de Francia.
Dibrani fue arrestada cuando participaba de una excursión escolar; las autoridades obligaron al autobús a detenerse para aprehender a la adolescente, que posteriormente, junto a su familia, fue deportada a Kosovo.
Además de esta adolescente, fue enviado a Armenia Khashik Kashatryan, un joven de 19 años que estudiaba en París.
En declaraciones al semanario “Du Dimanche”, el ministro calificó de “justificada” la decisión del Gobierno galo de expulsar a la adolescente gitana e insistió en que la familia no va a poder volver a Francia.
La semana pasada, Valls, al ser consultado por estos casos, expresó que “cuando se ha desestimado el derecho de asilo y no hay ninguna razón para que la persona permanezca en el territorio, la ley se aplica y la ley ordena la expulsión del país”.
Con este hecho, movimientos estudiantiles han reiterado que el Gobierno francés reafirma su política racista y xenófoba; lo que ha generado protestas en todo el país.
La polémica ha causado diferencias entre miembros del Gobierno y del partido socialista galo. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, aseguró ante la Asamblea Nacional que si la investigación en curso demuestra que no se respetaron los procedimientos en la detención, la menor y su familia, regresarán a Francia.
Por su parte, el líder del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, ha calificado de “inhumana” la política migratoria de Valls.