Lo que llamamos modernidad, o mundo nuevo, es la civilización del capitalismo, el cual no debe verse solo como un modo técnico de reproducción de la vida material, sino que, en virtud de las fuerzas desatadas por él, construyó una civilización con señas de identidad propias, que no pueden confundirse con alguna civilización anterior.
Así vemos que aquellos servicios prestados a los poderes públicos en el Renacimiento Italiano por ingenieros, filósofos, inventores, sabios, etc., para realizar funciones defensivas, productivas, de canalización de aguas, y muchas tareas intelectuales y técnicas, fueron sustituidos luego por la unión orgánica y estratégica entre los capitalistas -que combinan calculadamente sus capitales representados en dinero, instrumentos, y otros, con el trabajo y la tierra-, con los científicos de la nueva ciencia -la física matemática-, con sus desarrollos tecnológicos derivados de ella, e ingenierías de otros tipos, etc., todo con la finalidad de invertir dinero para producir bienes en cada vez mayor cantidad, que serían vendidos y al final el productor tenía más dinero que el que había al comienzo del proceso.
Estos cálculos estratégicos realizados por todos los capitalistas, en un contexto de competencia entre todos, tuvo como uno de sus efectos el desarrollo de invenciones técnicas, tecnológicas y desarrollos científicos, que permitían acumulación de capitales cada vez mayores.
Lo anterior es la matriz de lo que luego en el siglo XVIII comenzó a llamarse progreso: o sea, desarrollo de las ciencias, de las tecnologías productivas, de la exigencia de la invención de satisfactores de necesidades, de invención de necesidades, por lo tanto, enriquecimiento de las naciones.
Ahora bien, ¿hemos visto eso en Venezuela? ¿Ha producido la autodenominada burguesía venezolana ciencia, tecnologías? ¿Desarrollo dirigido por ella? ¿Ha inventado algún tipo de tecnologías agrícolas? ¿Ha desarrollado el campo con ciencia y tecnologías propias? ¿Existen patentes industriales venezolanas con las que se hayan construido industrias en suelo patrio? Sabemos las respuestas: ¡No! A todas las preguntas.
La lumpenburguesía necesita 27 mil millones de dólares del petróleo para exportar 2.500 millones. Se robó, junto a funcionarios ladrones, 20 mil millones de dólares.
¿Es o no es un fardo inútil la lumpen, junto con toda su sedicente élite? ¿Cuánto tiempo los puede soportar la Nación, el Estado y el pueblo venezolano? Ellos son la representación del fracaso del capitalismo dependiente.