Profunda consternación han causado las últimas imágenes sobre la destrucción del patrimonio cultural de la ciudad de Mosul, República de Irak (antigua Mesopotamia, cuna de la civilización y del surgimiento de la escritura), a manos de presuntos yihadistas pertenecientes al autodenominado Estado Islámico.
Los últimos saqueos por parte de los yihadistas no difieren de los de sus predecesores, los estadounidenses. Sus jefes son graduados en prestigiosas universidades inglesas, estadounidenses y del Medio Oriente, gozan de apoyo financiero y militar y en nombre de Dios destruyen un legado cultural de más de 12 mil años de antigüedad, ni siquiera habían surgido las religiones monoteístas. Sus pobladores sumerios, hace más de cinco mil años, enseñaron a leer y escribir a los viajeros y comerciantes griegos que transitaban por aquellos parajes, originando el germen de la civilización occidental actual.
En nombre de la democracia en Irak las tropas estadounidenses destruyeron el Archivo Nacional, saquearon bibliotecas y museos; la “Casa de las Matemáticas”, lugar donde dicen algunos expertos se inventó la trigonometría fue blanco de un misil. Además de quemarse las primeras tablillas de arcilla del libro sagrado de los musulmanes: el Corán.
Todo esto bajo la mirada complaciente del secretario de Defensa de Estados Unidos para ese entonces Donald Rumsfeld, jefe de la ocupación, empresario, militar, insigne universitario, graduado en Ciencias Políticas de la Universidad de Princeton, EEUU.
El caso del patrimonio cultural venezolano si bien no tiene parangón con el patrimonio iraquí, igual es un patrimonio cultural que tiene dolientes. En medio de posibles invasiones, golpes de Estado, amenazas de bombardeos, burlas a nuestros símbolos patrios, intento de robo de la réplica de la espada Miranda por presuntos estudiantes, los venezolanos debemos tomar precauciones para salvaguardar nuestro patrimonio en lugares como: el Panteón Nacional, el Archivo Nacional, la Biblioteca Nacional, el Banco Central de Venezuela, el Palacio Federal Legislativo, Miraflores, el Palacio Municipal de Caracas, el Cuartel de la Montaña y la memoria audiovisual de los últimos años.
En fin, a dos años de la partida del comandante Hugo Chávez el mejor homenaje es asegurar la patria, su memoria e identidad, conservando y difundiendo para futuras generaciones el legado patrimonial bolivariano.
¡Urgen acciones para prevenir su destrucción, para mañana es tarde!