Tengo la osadía de escribir sobre el tema que es el título de este artículo y hablo de “osadía” porque toca una infinidad de materias que sería largo de enumerar. La obligación de tratarlo obedece a la presión mental que se apodera de nosotros cuando estamos dedicados a labores intelectuales y comprendemos que hay un campo que exige divulgación.
Pues bien, el tema de hoy es la absoluta necesidad de la actualización de los conocimientos y, específicamente, de los tecnológicos, porque si los mismos no están al día en nuestra mente, con perfecta determinación de sus elementos en el momento histórico en que vivimos, ello significa que no sabemos nada de él; que somos ignorantes en la materia.
Es cierto que la Constitución vigente consagra como derecho humano el de la educación (Capítulo VI del Título III) y al efecto señala en su artículo 102 que la misma es un derecho humano y un deber social fundamental. Continúa señalando que es una función indeclinable del Estado en todos sus niveles y modalidades; que es un servicio público fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento a fin de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática.
En el artículo 104 indica que la educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica y sostiene que el Estado estimulará su actualización permanente.
En el artículo 108 señala que el Estado garantizará servicios públicos, de radio, televisión y redes de bibliotecas y de informática y que los centros educativos deben incorporar el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías y de sus innovaciones.
Finalmente, en el artículo 110 indica que el Estado reconocerá el interés público de la ciencia, a la tecnología, al conocimiento, la innovación y sus aplicaciones e indica al efecto que, para el fomento y desarrollo de estas actividades, el Estado destinará recursos suficientes y creará el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología de acuerdo con la ley.
La Norma Fundamental no dice que para tener educación es necesario estar actualizado en los conocimientos; lo que significa que, por argumento contrario, si no estás actualizado careces de la educación necesaria para los fines en que ella es exigida. Es cierto que a pesar de que no lo dice en forma expresa y tajante, de todo el articulado que hemos reproducido, emerge que la educación no es tal si los conocimientos no están al día, si se ignora lo que recientemente se sabe en los centros de creación.
Establecer este principio significa que el acto de graduación con toga, birrete, discursos y celebraciones no pone fin a ningún proceso educativo, sino que él estará pendiente día a día para incorporar en la mente de los graduandos en general los nuevos conocimientos que la Ciencia y la Investigación estén produciendo.
Lo anterior significa que el Estado deberá controlar la desactualización en los conocimientos básicos que tienen los docentes y, asimismo, la existencia de las nuevas tecnologías que han surgido en cada especialidad para hacer del docente o el profesional en general, plenamente capaz de colocarse en el ámbito de los educadores. Podríamos valernos al efecto de la situación de los productos farmacéuticos que tienen una etiqueta indicativa de su decadencia.
Es así como todo aquel que se detenga a mitad del camino, no podrá responder a las valoraciones periódicas demostrativas de su actualización. Esta evaluación de conocimientos es una nueva tarea del Estado, pero mas importante que todas las anteriores que versan sobre el proceso inicial de la educación.