En infraestructura e inventario, la sede de Agropatria (antes Agroisleña) en Valle de La Pascua, Guárico, es la segunda más importante del país, después de Acarigua. Ubicada en la entrada este de la ciudad, cuenta con 27 trabajadoras y trabajadores y dos pasantes. Todas y todos, después de la nacionalización, laboran con absoluta normalidad, aunque ahora bajo la coordinación de Luis Perdomo, la persona designada por la presidenta de Agropatria, Riblia Rodríguez.
La sucursal de Valle de La Pascua (una construcción que tiene siete años) surte a otras ciudades del estado, tales como Tucupido, El Socorro, Las Mercedes del Llano, Chaguaramas y Santa María de Ipire; también, a algunas localices colindantes del estado Anzoátegui. Tiene la particularidad de que también funciona como vendedora de todo tipo de maquinaria (y sus repuestos) para el campo.
Entre maíz blanco, sorgo y soya, todos los silos de Agropatria en los municipios límitrofes recibirán un “arrime” aproximado de 58.000 hectáreas; más o menos la misma cantidad de los años anteriores, de acuerdo con Alcides Jaspe, coordinador de los técnicos encargados de asesorar a los productores y quien, según afirmó Perdomo, ha prestado la máxima cooperación en la transición y ha explicado todos los procedimientos.
De hecho, el sábado Jaspe realizó una reunión con Perdomo y los siete técnicos, en la que hizo una presentación exhaustiva de cada uno de los 183 productores que están bajo líneas de financiamiento con la ex Agroisleña (desde 5 hasta 3.000 hectáreas).
Perdomo, quien tiene una semana al frente de la responsabilidad, ha ratificado a los trabajadores que la estabilidad laboral está garantizada plenamente, por lineamientos del presidente Hugo Chávez.
Agregó que, en vista de que a todos los productos les bajaron los precios en casi 50%, las ventas se elevaron considerablemente y han aumentado los pedidos de las ciudades dependientes de la tienda.
En cuanto a la relación con los productores, el propio Jaspe informó que, si bien en los primeros días mostraron alguna reticencia, se han percatado de que la medida les favorece, y se han acercado a renovar las negociaciones. Hasta este fin de semana, Jaspe calculó que al menos 80% de quienes mantienen créditos se acercaron a establecer el diálogo con la nueva directiva, ejercida por Luis Perdomo de manera provisional.
Sucursal satélite
Valle de La Pascua, municipio Infante, cuenta con una población de 180.000 habitantes, lo que la convierte en una de las principales ciudades guariqueñas y uno de los núcleos económicos, al igual que la capital, San Juan de Los Morros, y Calabozo, emporio nacional del arroz (produce 60% de este rubro para el mercado venezolano).
Desde la tienda de Agropatria se abastece a las otras seis sedes guariqueñas: Altagracia de Orituco (Monagas), Ribas (Tucupido), El Sombrero (Mellado), Calabozo (Miranda), Zaraza y El Socorro.
En promedio, cada técnico de Agropatria Valle de La Pascua atiende a 12 productores, a quienes asesora en cada una de las fases, incluyendo la cosecha.
Normalidad sabatina
La sede de Agropatria es un pequeño edificio de dos pisos, en cuya fachada se exhibe toda la maquinaria agrícola en venta.
En la parte trasera se ubican dos enormes galpones en los que se almacenan todos los fertilizantes, semillas y agroquímicos que son despachados a las ciudades que lo solicitan.
El sábado se notaba que la existencia de la mercancía estaba reducida, por la enorme actividad agropecuaria en la zona, potenciada por las condiciones del tiempo.
Luis Perdomo, ingeniero de profesión, tiene experiencia en distintos organismos del Ministerio del Poder Popular para Agricultura y Tierras. Asumió la responsabilidad el sábado 9 de octubre; el lunes siguiente, realizó una asamblea con todo el personal, al cual le explicó que las directrices estrictas que había recibido eran mantener la actividad de Agropatria con el mismo personal.
Oligopolio
Oligopolio es un término económico para designar la concentración de la oferta en reducido número de empresas. Agroisleña tenía el agravante de que las compañías pertenecían a una misma sociedad; en este caso, a una misma familia, que incluso las usaba para mantener la tercerización de las trabajadoras y los trabajadores.
Aspectos como la asesoría sobre qué rubro sembrar, así como el otorgamiento de créditos a campesinas y campesinos (que a su vez había obtenido del Banco de Venezuela) y el chequeo y control de la cosecha, garantizaron a Agroisleña mantener el absoluto control del proceso de siembra.
Con respecto a las cosechas, Alcides Jaspe negó que el otorgamiento de un crédito implicase una obligación legal de tener que realizar el “arrime” a los silos de Agroisleña. Sólo habló de un “compromiso” de hacerlo.