Un día como hoy comenzaron las negociaciones de la rendición|Al entregar la plaza del Callao España cedió su último reducto en tierra firme suramericana

El 11 de enero de 1826 se iniciaron las conversaciones para la rendición de las fortalezas del Callao, Perú, bajo dominio español, ante las fuerzas que, bajo la jefatura del venezolano Bartolomé Salom, sitiaban y bloqueaban el puerto. El Callao fue la última posesión de la Corona española en la Suramérica continental. El régimen colonial de la Península en nuestro hemisferio quedaría circunscrito, durante el resto del siglo XIX a las islas de Cuba y Puerto Rico en el Caribe.

UN POCO DE HISTORIA

La fortaleza Real Felipe, la principal del Callao representaba un punto estratégico de defensa del principal puerto del Perú desde su construcción en 1537.

La guarnición del Callao se declaró a favor de la Independencia el 21 de septiembre 1821, en tiempos en que los patriotas peruanos dieron su respaldo a la expedición del héroe argentino José de San Martín, quien luego de sus triunfos en Chile se dirigió a la nación inca con cuatro mil soldados. Sin embargo, luego del abandono del poder por el Protector, a finales de 1822, comenzaron graves disensiones entre los republicanos del Perú, y así, en enero de 1824, un regimiento argentino a cargo de la custodia del Callao se insurreccionó contra las autoridades independientes y entregó la fortaleza a las fuerzas realistas. Al respecto Bolívar dirá “una traición nos dio la fortaleza, y otra traición la devolvió a los enemigos”.

DESPUES DE AYACUCHO

Entre los puntos que se acordaron en la capitulación suscrita tras la rendición del virrey de La Serna y sus tropas en la planicie de Ayacucho, la tarde del 9 de diciembre de 1824, se estipuló la rendición de todas las fortificaciones realistas del Perú y el Alto Perú a favor de la República.

Sin embargo, en el Alto Perú (Bolivia), Casimiro Olañeta, que se había sublevado contra el Virrey, a quien tachaba de blando, desconocería la capitulación de Ayacucho, por lo que el sometimiento de su fuerza requirió de la marcha del ejército encabezado por Antonio José de Sucre del otro lado del Desaguadero.

Del mismo modo, José Ramón Rodil, también rechazaría la capitulación, manteniendo obstinada resistencia, la que depondrá a partir del 11 de enero de 1826. Las enfermedades, el hambre, el aislamiento absoluto del exterior y las bajas por bombardeos, le harían ver lo inútil de su postura.

LAS NEGOCIACIONES

Las negociaciones para rendir el Callao comienzan el 11 de enero de 1826, con la solicitud que José Ramón Rodil envía a Bartolomé Salom, jefe de los cuerpos terrestres y navales que imponían sitio al enclave realista del Callao. El mismo día 11, tras recibir Salom la solicitud de Rodil de dar inicio a conversaciones, oficia al Consejo de Gobierno, instalado en Lima -a 15 kilómetros de distancia-. Este cuerpo le autoriza a las negociaciones. Así el jefe republicano, responde a Rodil el día 12, y se da inicio a reuniones de comisionados de ambas partes. Dichas reuniones concluirán con la firma de una capitulación y entrega de las fortalezas del Callao el 23 de enero de 1826. Cabe indicar que entre el 11 y el 21 de enero, sin día de descanso, se mantuvo en actividad el cañoneo y la fusilería. Ello indicaba las dudas de uno y otro jefe respecto a la certeza de culminar el tratado de paz.

“RENDIR A LA SOBERBIA TROYA”

En su misiva al gobierno de la Gran Colombia, para informar sobre la rendición del Callao, Bartolomé Salom expresó: “Tengo la alta satisfacción de participar a Ud que hoy vi exhalar el último aliento a los opresores de la América refugiados en el Callao (…) Los bravos grancolombianos (…) con los valientes del perú redoblaban cada día su bizarría, dando muestras de constancia sin límites y capaz de rendir diez veces a la soberbia Troya”. En todo caso, debe reconocerse que la intransigencia de Rodil al frente de su posición, hizo pronunciar al propio Libertador términos de encomio por su valor como militar.

BALANCE DEL SITIO

Tras el endurecimiento de las medidas patriotas para lograr la rendición de las fuerzas realistas atrincheradas en el Callao, ambas partes arreciaron en los ataques con la artillería y fusilería. En los últimos meses del sitio los disparos eran diarios; y por el lado patriotas desde tierra y mar. De allí que de las 3 mil ochocientas personas del sector civil, censadas a mediados de 1825 en el Callao, 767 habían perecido por peste o baleadas. Mil novecientas treinta y tres se habían pasado al bando de los patriotas en el curso del año 1825. Y cerca de 2.700 soldados realistas habían perecido por la peste o por las balas. Es por tanto comprensible la decisión del jefe español Rodil, tomada el 11 de enero de 1826, de llamar a negociar su rendición ante el jefe de los sitiadores

“SU CONTESTACIÓN SERÁ RECIBIDA CON ORDEN”

“Si como ha propuesto el señor almirante Manuel Blanco Escalada en comunicación del 27 de julio del año pasado, tuviese Ud reparo en que un oficial comisionado por Ud y otro por mí se reuniesen mañana, a bordo del señor Comodoro inglés en la isla, a imponerse del estado de Europa por sus papeles públicos, yo tendría una prueba inequívoca de sus sentimientos filantrópicos de Ud para con la humanidad, y un placer de que los súbditos de mi mando se persuadan, no intento sorprender su heroico comportamiento, cuando llegue la ocasión de que arreglemos tratados honoríficos y de una seguridad indestructible, debida a la brillante conducta de esta bizarra división y fiel vecindario.

Entretanto, Señor General, su contestación de Ud será recibida por el mismo orden que esta se dirige, y cuando convenga con mi presente insinuación, se servirá dar sus órdenes para que se permita tomar las urbanidades de atención por lo que a mí respecta, con el jefe de Su Majestad Español en esta rada” [JOSÉ RAMÓN RODIL, Comunicación dirigida al General  Bartolomé Solom Fortaleza Real Felipe, EL Callao, 11 de Enero de 1826].

T/ Néstor Rivero
F/ Cortesía