Si el fútbol es un estado de ánimo, el de Chile no puede ser mejor de cara a la Copa del Mundo que comenzará en Brasil dentro de tres meses. Esta reflexión puede sonar extraña tras encajar un 1-0 en Stuttgart, pero es que hay marcadores que no reflejan para nada lo acontecido sobre un terreno de juego y éste es uno de esos casos.
Porque La Roja sudamericana fue más, mucho más que una Alemania que dio la impresión de contemporizar más de lo que aconseja la prudencia. Por intensidad y por fútbol, sobre todo por fútbol, Chile fue más que la tricampeona del mundo, pero el único tanto del partido lo logró Götze, así que las estadísticas no reflejarán el gran esfuerzo de los hombres de Sampaoli dentro de muchos años. Es por eso que nos parece de justicia dejar constancia de ello en esta modesta crónica.
Ambos equipos afrontaban el duelo con notables bajas, pero fue Chile quien más arriesgó con un once bastante revolucionario y ofensivo, en una declaración de intenciones que pronto se vio reflejada sobre el terreno de juego. Porque hicieron falta muy pocos minutos para certificar que el 0-2 de Wembley del pasado 15 de noviembre no había sido una casualidad.
Fue tras un cabezazo de Vidal en un saque de esquina que Lahm sacó bajo palos. Se cumplía por entonces el minuto 8 de partido y los alemanes ya sabían que les esperaba un duelo complicado, entre otras cosas porque esta selección chilena no se arruga ante nada. No lo hacía con Bielsa antes y no lo hace ahora con Sampaoli. Después le irá mejor o peor, pero su carta de presentación es inmejorable.
Con todo, Alemania siempre se guarda un as en la manga porque tiene calidad suficiente para sacar tajada de la menor ocasión. Así llegó el único tanto del partido, tras una gran pared entre Özil y Schweinsteiger que Götze rentabilizó con un remate tan colocado como certero, lejos del alcance de Herrera, hoy titular por la lesión de Bravo.
Chile no se arrugó tras el tanto germano y redobló sus esfuerzos en busca de la igualada, pero Vidal no acertó a batir a Neuer tras un robo de balón de los sudamericanos en ataque.
Alemania, que siempre es Alemania, no se olvide, tuvo una gran ocasión de poner tierra de por medio en una internada de Götze, pero su remate esta vez no vio puerta por unos pocos centímetros. Una nueva ocasión de Chile en las botas de Aránguiz puso punto y final a una primera parte intensa y equilibrada.
Desde luego mucho más que la segunda, que fue un monólogo de Chile con honrosas excepciones. Fue entonces cuando Alexis demostró la clase de jugador que es, en una exhibición a la que sólo le faltó la guinda del gol.
El delantero del Barça se cansó de fabricar ocasiones para sus compañeros, pero éstos no lograron superar la férrea oposición de Neuer y los espigados centrales germanos. Un remate de Vargas que repelió el larguero con estrépito fue el momento culminante de la acometida chilena, que no dio un paso atrás ni para coger impulso.
Alemania en cambio se dedidó a sortear el temporal como mejor pudo, aunque Götze casi marca de nuevo tras otro pase magistral de Özil, que firmó un partido gris pero dejó dos detalles de ‘crack’.
Así se llegó al pitido final, con Löw más preocupado que feliz pese al triunfo y Sampaoli lamentando su mala estampa, porque el gran partido de sus chicos no había cosechado el premio justo.