Guerras del pueblo de Néstor Rivero|Las amenazas (Opinión)

El principal reto de la Revolución Bolivariana y del Gobierno del presidente Nicolás Maduro es el económico, relativo a enfrentar con decisiones pertinentes y voluntad inquebrantable la guerra del desabastecimiento y especulación, sin desatender sus compromisos con el ALBA-TCP, PetroCaribe, el nuevo Mercosur y el mundo posible en construcción.

Y precisamente, los factores de desestabilización y golpe de Estado, viendo la consistencia del discurso que mes a mes reafirma el Presidente, viendo el desempeño de la mayoría chavista dentro la Asamblea Nacional -la cual ya ha sentido el grado de perversión a que aquellos son capaces de llegar, como se manifiesta en el abominable crimen del diputado Robert Serra-, insisten en debilitar la base de apoyo social del chavismo, mediante técnicas de guerra económica.

Y estos procedimientos de Guerra de IV Generación los detecta quien se adentre, al menos de modo superficial, en los mecanismos de distribución de alimentos en el país y su relación con el manejo de las divisas por parte del sector privado importador. Y es hacia allí donde debe dirigirse el máximo de la atención y capacidad crítica y de aplicación de correctivos por parte del pueblo consumidor y los organismos que velan por la protección de los derechos de alimentación del pueblo.

Las amenazas se verifican en una economía rentista y monoproductora. Fue dentro de ese modelo que crecieron y engordaron los grandes capitales privados que se hacen llamar “empresariales”; sólo que son empresas de la importación cuya sangre financiera está conectada con el corazón financiero y exportador de las metrópolis de la globalización. No les interesa a las trasnacionales, ni a los comerciantes locales que nos invaden con alimentos envasados con componentes extranjeros -o que traen los artículos ya envasados; no les interesa, repetimos, que el país desarrolle una industria endógena que abastezca el mercado interno.

Así, entidades como la Cámara de Aseguradoras, la Cámara del Medicamento, Consecomercio o Cavidea, por citar algunas, pretendiendo el derrocamiento del chavismo gobernante, siempre pondrán su capacidad operativa en los infinitivos verbales de “desabastecer”, “acaparar”, especular”.

Jamás les verá usted proponer al Gobierno ningún proyecto de empresas productivas en las áreas que dichos entes controlan como el zamuro que cuida la carne a la puerta del refrigerador. ¡Esa es la principal amenaza hoy!

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