Por Marcelo Barros|Armas y seguridad (Opinión)

En Brasil diputados de la derecha quieren cambiar la ley para facilitar que cualquiera ciudadano pueda comprar y usar armas de fuego. Argumentan que la violencia urbana ha aumentado mucho y que los bandidos están armados, mientras que la población no puede usar armas. Como si el uso de armas de fuego diera más seguridad a la población y lograra disminuir la violencia. Hay estadísticas que muestran lo contrario. Donde el uso de armas es más fácil hay más violencia y crímenes.

En Estados Unidos, país donde el acceso a las armas de fuego es casi libre, en 10 años, de 2004 a 2014, esas armas han matado 320 mil personas y 750 mil fueron gravemente heridas. Cada año, ocurren 11 mil asesinatos y 20 mil suicidios, así como centenas de niños mueren víctimas de accidentes con armas. Sin hablar en masacres en las cuales alguien entra en un cinema o escuela y dispara en quien esté en su camino. Argumentos humanitarios, éticos y religiosos no hacen a las personas cambiar de opinión y adherirse a la propuesta de educación no violenta. Para la cultura dominante occidental, el único argumento al cual todos se rinden es lo económico.

Es demostrar que a cada año, el Estado tiene una pérdida inmensa con crímenes e incidentes provocados por armas de fuego. La industria de armamentos impide la divulgación de datos sobre el número de incidentes, así como lo que las víctimas y sus familias sufren.

En Estados Unidos la revista médica Annals of Internal Medicine declaró: “En nuestros países, las armas son uno de los más graves problemas de salud pública”. De hecho, en América Latina y Caribe, no hay ninguna guerra declarada, pero las tasas de homicidio son comparables a las zonas de guerra. De acuerdo con la ONU, la población de América Latina y el Caribe corresponde al 10% de la población de la Tierra, pero cada día, ocurren en esta región el 30% de los homicidios de todo el mundo. Cada día, son asesinadas 300 personas, de preferencia, pobres, negras o indígenas. El tráfico de drogas y el crimen organizado tiene mucha responsabilidad, pero lo más grave es la cultura de violencia y la facilidad con la cual las personas tienen acceso a las armas de fuego.”.

En Brasil los proyectos que más han logrado buenos resultados en ese campo son intentos educacionales y artísticos que creen en las personas y deciden salvarlas y no matarlas.

Lamentablemente mucha gente no liga eso con su fe. En la mayoría de las tradiciones espirituales hay un apelo a la no violencia activa. En el Evangelio, Jesús dijo que nuestra arma debe ser la palabra de la verdad y la donación de nuestra vida para un nuevo mundo posible.

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