Columna de Fernando Buen Abad|El arte de mentir con imágenes (Opinión)

Son capaces de usar la fotografía para cualquier cosa. Miente, a la vista de todos nosotros, la ideología de la clase dominante y sus negocios con el fin de disociar la realidad de la ficción (y viceversa).

Para eso fundó una industria del registro fotográfico, y una industria de la propagación de imágenes, que no ha dejado de especializarse en todas las posibilidades de la mentira. Suelen ser fotos sin lugar, sin fecha, sin autor.

Uno de sus reinos predilectos es el del “periodismo” que las burguesías han consolidado como “armas de guerra ideológica” y como herramientas para la invisibilización de lo evidente.

Hemos visto una revolución burguesa de la tecnología y del lenguaje fotográfico para la des-información. El viejo interés por el “registro de los hechos” quedó sepultado bajo el dispositivo ideológico empeñado en sembrar una mezcla de desorientación y miedo. Fascismo.

Hoy la mentira fotográfica tiene herramientas inimaginables al servicio de toda irracionalidad de mercado, registradas con ráfagas cada vez más rápidas, mezcladas con engaños sin importar el empobrecimiento de la cultura visual y de la sensibilidad social que muestran, con fotografías, hechos que nos son o que nunca fueron.

Obra cumbre, no única, de esta degeneración es el diario El País de España que publicó una fotografía en la que se afirmó aparecía el presidente Hugo Chávez en un quirófano.

Hay que legislar y protocolizar el uso de las fotografías con obligatoriedad en su identificación, espacio-temporal y su autoría.

Hay que entrenarnos en la exigencia crítica y en la denuncia de combate, cada vez que una fotografía esconda, tergiverse, sepulte o criminalice a alguien, o algo, por el sólo hecho de que así lo decidan los operadores de las armas de guerra ideológica de la burguesía.

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México / D.F.