Columna de Kenny García| Aventura golpista (Opinión)

Hace tres meses el pueblo de Venezuela ratificó con votos al proyecto patriota de la Revolución Socialista. La continuidad del legado del comandante Hugo Chávez en manos del obrero Nicolás Maduro merma cada segundo que pasa las aspiraciones al poder de la oposición, sobre todo cuando le ha tocado conducir a la Revolución en el momento de mayor vulnerabilidad política desde que asumiera las riendas del país en 1998 el proyecto bolivariano. Hugo Chávez, el máximo guía, referente, líder y conductor está ausente.

Pero después de la tormenta viene la calma y eso la MUD y Henrique Capriles lo saben. Hoy la oposición ya no cuenta con un escenario tan favorable como el surgido inmediatamente a raíz del fallecimiento del presidente Chávez. El esmog mediático no logró contaminar lo suficiente a la población de electores como para voltear por completo la correlación de fuerzas. Evidenciamos el clímax del apoyo electoral en contra del ideal revolucionario. La brecha se redujo notablemente, pero los esfuerzos no fueron suficientes. La oposición sigue siendo minoría y el chavismo mayoría.

Corre Capriles contra el tiempo. Lo afecta el desgaste, su inacción como Gobernador de Miranda, las ambiciones a lo interno de particularidades como Leopoldo López y la pérdida de Globovisión como catapulta televisiva para sus aventuras subversivas. Ha perdido la calle y debe recurrir a redes sociales y la Internet para mantener el contacto con sus seguidores. La agitación política de la MUD va en declive continuado. La conflictividad, problemas y tensión política han tenido respuesta por decisiones acertadas y pertinentes del presidente Maduro: Plan Patria Segura, batalla contra la corrupción, reivindicaciones al sector docente, gestión eficiente e incansable a través del gobierno de calle, legitimación de su figura y liderazgo a nivel internacional.

La fecha límite para que Capriles tomara el poder e iniciara en Venezuela el borrado de la huella de la Revolución Bolivariana fue el 14 de abril. Cada día que pasa solo corrobora la continuidad del proyecto patriota y acelera su irreversibilidad. Cada día se consolida el liderazgo de Nicolás Maduro, su figura como mandatario nacional y conductor del país. Capriles luce desinflado, quizá desesperado. Preguntémonos entonces ¿el desespero lo llevará a alguna aventura golpista? Cuando la ambición y la codicia rigen la vida de un líder, se puede esperar todo de éste.

Caracas
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