El ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, descartó que el diálogo entre su país y Chile sobre el tema marítimo necesite de Estados Unidos como interlocutor.
En conferencia de prensa en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Quintana resaltó que hay una propuesta de Bolivia para sentarse a la mesa de negociaciones, con la intención de que no haya perdedores, sin que se reciban hasta el momento señales de Santiago para dialogar.
«Hemos visto extrañados como el gobierno de Chile está buscando como un refugio en el gobierno de Estados Unidos, cuando debieran ser los pueblos los que debieran hablar», remarcó Quintana.
«Lo que vemos de parte de la propia presidenta, Michelle Bachelet, es esta búsqueda desesperada de encontrar en Estados Unidos una suerte de interlocutor para tratar de poner paños fríos al fallo de La Haya», destacó.
Para el ministro boliviano, las conversaciones entre ambas naciones deberían resolverse en el ámbito bilateral y sin un protector imperial, y aclaró que Chile mira a Bolivia como un país subalterno, marginal, y por lo tanto el fallo de la Corte de La Haya no debió darle la razón ante la objeción presentada por Santiago.
Esa mirada como si fuéramos subalternos, casi común de los dirigentes políticos, no del pueblo chileno, tiene que ver con la construcción de una élite política y económica que ha permitido pensarse a sí mismo como la vanguardia de la civilización, «como el país casi designado por Dios para ejercer dominio geopolítico en la región», insistió.
«Nos preocupa esa mirada del colonizador sobre el colonizado, una mirada completamente distante a la que tenemos los bolivianos, expresada por el presiente Evo Morales. Hemos recibido el fallo con muchísima humildad, con entereza, con la mayor templanza y obviamente con la mayor dignidad», reiteró.
Por otra parte, el ministro aseguró que jamás Bolivia se ha atrevido a lastimar la dignidad del pueblo chileno, «que merece nuestro mayor respeto», al considerar que los habitantes de ambos países son hijos de la misma patria grande, y por lo tanto con mucho en común.
Por último, enfatizó en que lo más aconsejable es el diálogo, e insistió en convocar a Chile a negociar, por la necesidad de construir un política internacional en la que ganen ambos pueblos, además de buscar la unidad latinoamericana y deponer actitudes arrogantes.