La delegación de Brasil en la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre Desarrollo Sostenible ha anunciado su posible intervención en la última jornada de la tercera reunión de expertos de más de 190 países de la Comisión Preparatoria de Río+20, que se llevará a cabo este viernes, para evitar que el encuentro concluya sin consenso sobre el documento final.
Luiz Figueiredo, secretario ejecutivo de la delegación brasileña en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Río+20 declaró a la prensa que Brasil cree que las negociaciones concluirán este viernes y de no suceder eso la nación suramericana «va a seguir opciones de solución».
Como presidente de la Río+20, Brasil auxiliará «asumiendo las negociaciones y buscando puntos de convergencia. Esa es nuestra función: explorar vías de acuerdo con nuestros aliados, sin abandonar la postura como miembro de la ONU», señaló Figueiredo.
«Estamos aquí para pensar a largo plazo y no en crisis que dentro de un año o dos pueden estar resueltas», agregó.
El representante brasileño indicó que Brasil no presentará nuevos textos. «Nos interesa un documento fuerte y no uno de medio término».
La voluntad brasileña de llegar este viernes a un consenso sobre el texto final fue ratificada por el canciller de Brasil, Antonio Patriota, quien le aseguró a la Radio ONU que «antes del fin de la Río+20 tendremos un documento ambicioso, apuntando en varias direcciones y estableciendo orientaciones para los próximos años».
Los dos anteriores encuentros de la Comisión Preparatoria Río+20 efectuados en Nueva York, noreste de Estados Unidos, terminaron sin la aprobación del documento que deben sancionar los jefes de Estado y de Gobierno participantes en la sesión de alto nivel de la Río+20 que se celebrará del 20 al 22 de junio próximos.
La creación de medios de implementación -financiamiento, tecnología y capacitación- para el desarrollo sostenible aún genera divergencias entre delegaciones de diferentes países de la Comisión Preparatoria Río+20.
Para oponerse a la liberación de recursos, los países ricos alegan la adversa situación que atraviesan debido a la crisis financiera internacional, algo que para las naciones emergentes no constituye una justificación para la falta de compromisos a futuro, por parte de las principales potencias del mundo.