Desde el resuello esnu, de Gino González|Del capitalismo a la vida (Opinión)

“La muerte no va a cambiarte”.

Tomasino

Una voz imprescindible en la desintoxicación de la especie es aquella que ve en la cañería pública lo que en la clandestinidad del crimen histórico, el silencio cómplice arroja por la poceta de su intimidad.

Nadie sabe lo que es la dignidad hasta que la pierde.

Quien posee grandes riquezas, la vida le queda corta para el disfrute y quien no, le queda larga para la espera. Ambos morirán insaciados.

Es mas común pobre pensando como rico, pues en el pobre recae todo el peso de la carencia en pleno centro de la opulencia del otro.

Quien recibe migajas las guarda para retribuirlas aun mas descuartizadas.

En una vida considerada tan corta, es triste desear que un día termine. Sacrificar días tras días para vivir por lo menos uno, muchas veces hasta limitado por aquél que tendremos que matarnos mañana. Al final, cansados y agobiados de danzar bajo amenazas en rituales penitentes, de tanto cadáver cotidiano, serán inútiles los años tan pesados en la espalda. Al sacar la cuenta total, tomando en consideración estos pequeños suicidios diarios, muy poco le habremos vivido a la muerte.

El que vive entre cadáveres, si descuida su propia alma, se le va detrás de los muertos y queda insensible ante la vida como un androide.

Pues, asumir en la teoría aquello que el cuerpo hace protestando es la propia agresión mercenaria contra ti mismo.

Entonces, es preferible vivir acribillados y no en el paredón de los fusilamientos esperando clemencia en la muerte perenne provocada por las heridas de la angustia.

¡Ah, malaya!, si todos los afectos que en la pena y la alegría se profesan los amigos y familiares, se los sumáramos a la Patria.

Pregonar hasta los espacios mas íntimos de la vida un pensamiento libertario es palpitar en el corazón anónimo del pueblo.

Ningún bombardeo exterminará este sueño, en dado caso, mi victoria será ofrendarle al futuro el escalofrío de las derrotas para que planten sobre mi cadáver la bandera que se beba el viento.

T/ Gino González
Fuente: Pescando Crímenes al Fondo de la Inocencia, del mismo autor.
El Socorro / Edo. Guárico