Dijo el maestro Inocente Carreño|El Sistema ha convertido a jóvenes de los barrios en grandes promesas de la música

El maestro Inocente Carreño, quien este lunes 28 de diciembre arribó a sus 96 años de edad, valoró los esfuerzos del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles (El Sistema), que en 40 años ha formado en el área musical a miles de niños y jóvenes, convertidos hoy en grandes ejecutantes y directores orquestales.

«Es extraordinaria la labor social —del programa musical— que permite a gente de bajos estratos, es decir de las barriadas, acceder a una profesión digna. Han surgido de esos estratos jóvenes promesas de la ejecución, la dirección y hasta compositores (…) Parece un milagro que orquestas integradas por jóvenes que no pasan de 15 años hacen oír una orquesta con tanta perfección que sorprende a los más expertos, que se preguntan cómo se ha podido llegar a la perfección», expresó el maestro, durante una entrevista concedida al diario Correo del Orinoco.

Para Carreño, quien posee en su haber un amplio repertorio de obras, «como para cuatro conciertos sinfónicos, música de cámara, de canto y de piano», valora el trabajo de jóvenes directores como Gustavo Dudamel, y considera que entre todas las obras que representan la historia musical venezolana, una de las más importantes es La cantata criolla, del maestro Antonio Estévez, pieza que fuera estrenada en julio de 1954 y recreara la leyenda de Florentino y el Diablo, de Alberto Arvelo.

Tiempo después de su estreno, la obra fue galardonada con el Premio Nacional de Música, por considerarse una de las obras más importantes del siglo XX.

«La Cantata Criolla de Antonio Estévez es fundamental en Venezuela. Cada vez que la oigo me emociono mucho, quizás por mis nexos amistosos», expresó el maestro, quien también extendió unas palabras de felicitación a José Antonio Abreu por su labor frente al Sistema.

En relación con su labor como compositor, Carreño afirmó que seguirá creando música «hasta donde pueda hacerlo» y confesó que aun cuando no recuerda con exactitud cuántas obras ha compuesto a lo largo de su vida, mantiene un profundo respeto hacia la labor de componer.

«Es un trabajo exigente pero me encanta. Uno suda, es como una lucha interior que se ve coronada cuando por fin uno consigue el camino deseado para continuar trabajando, para continuar escribiendo. Mi mundo siempre ha estado impregnado de música; tengo una familia de músicos. A mi edad ya no compongo como antes, mis obras ya no son sino obras pequeñas para orquestas de cuerdas, para coros, para voz y piano, piezas para guitarra…pero mientras pueda seguiré componiendo», expresó.

T/ AVN
F/ Archivo