Desde el miércoles albergará la jornada de la Clacso|El Celarg se convierte en la casa del debate y de las ciencias sociales

El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) no solo acoge en sus entrañas una vida cultural diversa, sino que también alimenta líneas de investigación en ciencias sociales que intentan arrojar luces para entender la Venezuela del presente. De esa vida cultural pueden dar fe quienes entre semana, y también los sábados y domingos, acuden a la sede del Celarg en Altamira para disfrutar de los clásicos del cine en la Sala Cinecelarg 3, de las obras de teatro, de las conferencias y de actividades como el día de la rebeldía lésbica.

De la otra vida de la institución, la del espacio para el estudio y el debate, también dan fe colectivos, universidades e individualidades. De hecho, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) efectuará en el Celarg -del 6 al 8 de noviembre- sus jornadas internacionales de investigación en ciencias sociales y humanidades.

“Clacso es la institución más importante en ciencias sociales de América Latina, y es la institución más prestigiosa. Tiene una capacidad de producción de conocimientos impresionante”, señala Leonardo Bracamonte, coordinador de Investigaciones de la Fundación Celarg. El foco de su actividad intelectual es América Latina, y especialmente lo son los gobiernos progresistas.

Nelly Prigorian, coordinadora de Relaciones Interinstitucionales del Celarg, detalla que el consejo directivo de Clacso sesionará en Caracas, lo que evidencia la importancia que le da a la jornada; también estarán en la capital venezolana los cuatro grupos de trabajo, que ofrecerán jornadas abiertas para investigadoras e investigadores nacionales. Está prevista una conferencia de Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso, sobre la educación universitaria.

Tal como lo refleja Priogorian, se analiza el rol de las ciencias sociales y su apoyo “para articular políticas públicas”; también se busca articular una red de los centros nacionales adscritos a Clacso, y que no sea un evento único esa conferencia”.

Bracamonte indica que, además de lo que implica el traslado a Venezuela de la directiva de Clacso, “las instituciones más relevantes, que se encargan de la investigación social en el país, tienen participación en este espacio”. Habrá mesas “donde se van a discutir los problemas venezolanos que nos aquejan”, con mucha pluralidad, porque participan personas de todas las visiones políticas.

Abrirles las puertas a todos los sectores “en un contexto de tanta polarización social es un esfuerzo que vale la pena destacar”, ratifica Bracamonte. El historiador enfatiza que ha habido tensiones y discusiones en las que se han dicho cosas duras, pero igualmente el Celarg mantiene su empeño en debatir con todas y con todos.

La agenda de las jornadas fue diseñada por cada uno de los 13 centros que participan, sin imposición de ningún tipo. “Algunos centros tiene una mesa, otros tienen tres. Era una decisión interna de cada centro proponer temas, proponer ponentes, estructurar internamente cómo se iba a llevar a cabo cada mesa”, puntualiza Prigorian. Se estima la asistencia de unas 350 personas al encuentro de la Clacso, además de unos 150 ponentes.

PARADOJA EN VENEZUELA

El Consejo “siempre ha tenido interés en Venezuela, y sus autoridades también”; es el caso del intelectual argentino Atilio Borón, quien lo dirigió hasta hace poco tiempo, recuerda Bracamonte.

Clacso “es una institución preocupada por el tema del cambio social. Es la primera vez que se da un encuentro con la dimensión que le estamos dando porque en Venezuela se da una paradoja: es una sociedad que produce procesos interesantes a escala mundial, y la producción de conocimiento y el esfuerzo por comprender lo que nos ha ocurrido y lo que nos está ocurriendo como sociedad no es compatible”, manifiesta.

Este evento “trata de nivelar, de solventar esa deuda que tenemos los investigadores sociales” en Venezuela, añade.

¿Cuáles son las deudas de la investigación social en Venezuela? Prigorian cita que la elaboración de políticas públicas es una de ellas: “Tendría que ser la vocación de ciencias sociales y humanidades el coadyuvar al Estado, al Gobierno en la formulación”, pero “la misma situación de polarización ha impedido un diálogo que, a priori, debe tener un respeto”. La investigadora recalca que es difícil hablar “cuando de antemano hay unas posiciones” tomadas.

EXPLICAR EL CAMBIO SOCIAL

Hay sociedades que han sorteado bien sus polarizaciones, refiere Bracamonte. Otras, como la colombiana y la española, están divididas. “Nosotros vivimos en una ilusión de armonía muy grande”, apunta, “y la polarización, tal como se presentó, sorprendió a muchos, y a las instituciones muchísimo más”, porque resquebrajó esa ilusión.

El directivo del Celarg sostiene que un área en la que el conocimiento no ha dado la respuesta esperada a la sociedad es “explicar el cambio social, cómo se transita hacia una sociedad postcapitalista”. La iniciativa “se ha dejado a los políticos”, mientras la gente “que piensa el cambio social no ha tenido una participación más relevante en estos temas”. En su opinión, el error parte, no tanto del Estado, sino de las y los intelectuales. Por ejemplo, se pregunta Bracamonte, ¿cómo se transita al socialismo desde un modelo rentista, vinculado estructuralmente con la economía capitalista y especialmente la estadounidense?

-Ustedes piensan que las ciencias sociales venezolanas deberían estudiar el cambio venezolano. ¿No lo están haciendo?

-Sí lo están haciendo, pero la contribución puede ser mayor.

Uno de los objetivos de las mesas temáticas “es dar a conocer lo que cada centro está haciendo internamente, y que no tiene mayor difusión por cualquier razón”, destaca Prigorian. Es “una manera de poner a circular el conocimiento” que no sale de las instituciones. Incluso, está previsto que cada núcleo investigación exponga los libros que edita, lo que es “también una manera de difundir el conocimiento”.

En líneas generales, ¿en qué área habría que fortalecer la investigación? Una de ellas es el rol de los movimientos sociales, ataja Bracamonte. “El tema del sujeto, de quién encarna la posibilidad del cambio social, de quién lo lleva a cabo” es fundamental. Este asunto fue objeto de preocupación de la izquierda, y ahora “se retoma en términos más plurales”, porque el sujeto de la transformación ya no es solo la trabajadora o el trabajador sino también el homosexual, el buhonero. “Hay una pluralidad de actores que encarna el chavismo extraordinariamente”, asevera.

LA HUELLA NEOLIBERAL

Venezuela “fue sujeto de planes neoliberales que la afectaron enormemente”, analiza. Bracamonte recurre al ejemplo de lo ocurrido en el Celarg para ejemplificar los años 90 en Venezuela: “Sencillamente el Estado dejó de preocuparse por la cultura”. La institución, que nació vinculada con la socialdemocracia y con los gobiernos de la época, “sufrió un declive muy importante en los años 90”. Lo que ocurrió en el Centro “se puede extrapolar al conjunto de las instituciones del Estado venezolano”. Ahora vive un nuevo florecimiento.

El historiador, quien afirma que el impacto del neoliberalismo en la sociedad es un estudio por hacer, estima que la imposición de esta forma de vida y visión de la economía afectó al país todo. En los años 80 “el Estado, que tradicionalmente intervenía, dejó de hacerlo, y eso explica la rapidez con la que la sociedad venezolana reacciona el 27 de febrero de 1989”.

Los actores que representaban a la sociedad “ya no están”, y esa voz la han tomado los movimientos sociales. Eso, estima, no solo ocurre en la patria de Bolívar, sino en América Latina.

Para intentar dar respuesta a lo que ocurre en el presente en el continente, en el Celarg se desarrolla una investigación que estudia las democracias participativas en Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela, que está a cargo de Mila Ivanovic.

QUÉ MOSTRARÁ

El Celarg tendrá dos mesas en la jornada de Clacso: una de ellas es sobre crisis civilizatoria y alternativas al desarrollo (con investigadores como Emiliano Mantovani, Edgardo Lander, Francisco Javier Velasco y el mismo Leonardo Bracamonte); y la otra, sobre independencia, coordinada por el historiador Leonel Muñoz.

EL SOCIALISMO COMO UNA FORMA ALTERNATIVA DE VIDA

El coordinador de Investigaciones del Celarg, Leonardo Bracamonte, precisa que la institución ha definido algunas áreas: una de ellas es la geopolítica y la unidad latinoamericana y caribeña, con base en la premisa de que ha habido “un objetivo político de unidad” y una experiencia en esa dirección; otra, los movimientos sociales y las prácticas contrahegemónicas.

“El socialismo no es solamente un plan o un conjunto de reformas importantes que se adelantan desde el Estado, sino que hay gente que ha asumido la vida de forma alternativa”, ratifica.

En el Celarg también se investiga sobre la filosofía y el pensamiento latinoamericano, la economía crítica y crítica de la economía, las alternativas al desarrollo -con el extractivismo y el buen vivir-, el género y la diversidad en el continente y la emancipación latinoamericana y caribeña.

T/ Vanessa Davies
F/ Luis Franco