Por Andrés de Chene D|Cemento Andino (Opinión)

Fundada en 1976, Cemento Andino se ha constituido en un problema para el estado Trujillo; su trayectoria está llena de obstáculos legales y de competencia desleal de productores de cemento. No es la intención de esta columna tomar parte en un sentido u otro, pero sí dejar en claro lo que actualmente sucede, con el objeto de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tome una decisión sobre la propiedad de sus activos y pueda la empresa ponerse a marchar nuevamente, en favor de sus trabajadores y de importantes usuarios, de su una vez producido, excelente producto cementero.

Los integrantes del Consejo Legislativo del estado Trujillo, en visita realizada a la paralizada planta, conocida en la actualidad como CASA, manifestaron que no permitirían que cayera nuevamente en manos privadas, siendo su actual capital de mayoría (60 %) del sector privado y la diferencia del 40 % del sector público. Esta situación de espera se ha mantenido por años, mientras el saco de cemento de otros fabricantes nacionales no se compra en Valera por menos de Bs. 3.000. La empresa, cuando estuvo en producción, lo vendía en 125 bolívares, claro la inflación especulativa lo ha llevado a extremos, causando desempleo en el área de la construcción, como albañiles, amarradores de cabilla, herreros, plomeros, carpinteros, electricistas; en resumen, toda una cadena de trabajos por falta de cemento, esencial para generar mano de obra en gran cantidad.

El estado Trujillo siempre ha sido una población necesitada de asistencia social y en especial de mano de obra. Mientras estuvo operativa la empresa Cemento Andino se generó riqueza local, tanto en la explotación como en la evolución industrial/comercial, llegándose inclusive a la exportación de sus productos, por excelente calidad, a países vecinos.

Nació confianza a nuevas inversiones, incluyendo el Puerto cercano, La Ceiba. Se estaba viendo la luz del túnel, a una mejora en el nivel de vida, de muchos; tal como sucede, por ejemplo, en Barquisimeto, Río Turbio, con su Central Azucarero activo.

Hoy se encuentran muchas empresas quebradas, tal como Encontru, empresa que pertenece a la Gobernación del estado Trujillo, al no tener cemento, cuando su único proveedor está paralizado y los diputados trujillanos no comentan sobre el particular. Otras, como la expropiada Venvidrio, el Central Motatán y algunas de la industria del etanol. La capacidad instalada inicialmente en Cemento Andino fue de 2.500 T.M diarias, totalmente desperdiciadas en la actualidad, para toda una importante región. No se explica su gente la tardanza en la decisión jurídica necesaria de nuestro máximo Tribunal. Señor, bendice nuestra bella Venezuela.

andresdechene@gmail.com