En el contexto del primer aniversario de la muerte del novelista portugués José Saramago, este sábado, sus cenizas fueron depositadas al pie de un olivo centenario, traído de su pueblo natal de Azinhaga do Ribatejo (centro) y transplantado en una plaza de Lisboa.
Desde hoy los restos del Premio Nobel del Literatura 1998, fallecido en la isla española de Lanzarote a los 87 años, descansarán frente a la «Casa dos Bicos», sede de la Fundación José Saramago, que abrirá sus puertas en noviembre en la plaza lisboeta Campo das Cebolas, a orillas del río Tajo.
La ceremonia fue presidida por la viuda y traductora del escritor, la española Pilar del Río y acompañada por numerosas personalidades del mundo de la cultura y la política así como de admiradores.
La ceremonia culminó con los homenajes rendidos estos días al autor de «El evangelio según Jesucristo», «La Caverna» o el «Ensayo sobre la ceguera», entre otras novelas.
Además se conoció que una novela inédita que Saramago, que terminó de escribir en 1953, pero que no quiso publicar en vida, saldrá a la luz en Portugal a finales de año, anunció esta semana su editor.