Cifras no oficiales estiman que alrededor del 56 por ciento de los egipcios que participaron, este domingo, en el referendo constitucional dieron su apoyo al nuevo proyecto de Carta Magna, en una jornada que culminó con violentos enfrentamientos entre opositores y partidarios del Gobierno.
Algunos medios árabes y locales reseñaron palabras de altos funcionarios de los Hermanos Musulmanes -partido de Gobierno- y de la sala de operaciones del Partido Justicia, quienes rebelaron que «el referéndum garantizó al menos un 56,5 por ciento para la opción del SÍ».
Ambas organizaciones fundamentaron dichos resultados en el recuento que practicaron del 99 por ciento de las mesas electorales, distribuidas en unos seis mil 300 centros de votación.
El cierre de los centros de votación se produjo cuatro horas después de lo previsto, una extensión causada por la elevada afluencia de ciudadanos, según destacó la Comisión Electoral Central.
A pesar de la voz de victoria anunciada por el partido oficial, el máximo ente electoral reiteró el domingo que los resultados oficiales y definitivos del proceso se conocerán “únicamente cuando concluya la segunda jornada del referendo”.
La primera fase de este proceso se celebró en las provincias de El Cairo, Dacalia, Oriental (Sharqia), Alejandría, Occidental (Gharbia), Asiut, Suhag, Asuán, Sinaí del Norte y Sinaí del Sur.
En términos de votantes, unos 26 millones 600 mil egipcios fueron convocados a las urnas, de los 51 millones 300 habilitados para votar en toda la nación. El resto de las provincias votarán el próximo sábado 22 de diciembre, para aceptar o rechazar el proyecto constitucional.
La agencia Russia Today comunicó que esta jornada comicial concluyó con un ataque a la sede del partido liberal Nuevo Wafd con cócteles molotov, en el que cuatro personas resultaron heridas en las calles de El Cairo.
Los focos de violencia entre los partidarios y detractores del presidente Mohamed Mursi estallaron semanas atrás, cuando fue anunciada la propuesta aprobar por la vía rápida la Constitución.
La oposición sostiene que el proyecto “socava los derechos de las mujeres y las libertades políticas y las minorías margen”, provocando así la peor crisis política en el país desde el derrocamiento del expresidente Hosni Mubarak, en febrero de 2011.