El Coliseo romano tenía, exactamente como los modernos estadios de hoy, sus sectores especiales con ingresos numerados de un color rojo intenso, de modo que los espectadores pudieran identificar de inmediato su ubicación incluso desde lejos.
El hallazgo de la coloración de los números sobre las arcadas del Anfiteatro Flavio -llamada «rubricatura», por el latín «ruber», que significa rojo- se produce un poco más de un año después del comienzo de la restauración del monumento.
El descubrimiento confirma los estudios de arqueólogos e historiadores sobre la coloración original: «Es un hallazgo excepcional -dijo la directora del Coliseo, Rossella Rea- porque no nos esperábamos que se conservara todavía alguna huella de rojo».
Gracias al trabajo del agua nebulizada utilizada para limpiar el Coliseo de la suciedad y el smog, en algunos de los números romanos que distinguen las arcadas son visibles huellas inequívocas de rojo.
Ese color distinguía la entrada a los distintos sectores, correspondientes a los que figuraban en las fichas de la época, equivalentes a las modernas entradas para un estadio.
El sitio del descubrimiento es el primer orden del Coliseo, prospecto norte, que conserva la corona externa del monumento.
«Sólo cuatro zonas no estaban indicadas con números -dijo Rea- ya que los emperadores y las autoridades gozaban del privilegio de entrar por las arcadas puestas sobre el eje menor de la elipse, mientras las colocadas en el eje mayor estaban reservadas a los protagonistas de los espectáculos».
Pero las más de 50.000 personas que podían entrar en cada espectáculo debían identificar con precisión cuál, entre las 76 entradas, era la que les correspondía.
Cada uno debía ponerse en fila bajo la arcada que mostraba el mismo número presente en su ficha: «El color -subrayó la directora operativa de la restauración, Cinzia Conti- podía resistir dos o tres años y por lo tanto debía ser reaplicado periódicamente sobre los números de las arcadas de ingreso al Coliseo».
«El repintado de los números es atestiguado por otros epígrafes, en los cuales hemos constatado la presencia de diversas capas de color en superposición», agregó.
A más de 2.000 años de distancia, el Coliseo se confirma así como el prototipo de las actuales instalaciones deportivas y de entretenimiento, con sectores e indicaciones bien visibles.
E incluso contaba con un sector para ingreso de autoridades, artistas y equipos: en síntesis, el antepasado de un actual Estado Olímpico.