El debilitamiento de instituciones como la Organización de Estados Américanos, ante la fuerza que han cobrado iniciativas regionales como la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (Alba) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), han motivado a los países latinoamericanos y caribeños a plantear la creación de una nueva organización, que agrupe a todas las naciones de la región, sin la presencia hegemónica de Estados Unidos.
El canciller de Colombia, Jaime Bermúdez, expresó que su país lamenta que Estados Unidos y Canadá no hayan sido tomados en cuenta para integrarse a esta nueva organización que representará a Latinoamérica y El Caribe, «Nosotros no participamos, como muchos otros, en una pretensión de estar en contra de otros países» señaló Bermúdez.
El Canciller colombiano agregó: «La exclusión sobre la unidad no debe ser atinada, No podemos pensar que constituyamos esta unidad en contra de Unasur, o en contra de la OEA, o que el Carecom sea contra Unasur».
Contrario a la posición del canciller colombiano, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, tildó de «hecho histórico» la decisión de crear una Comunidad de Estados para conquistar su «personalidad como región».
Mientras que en la cumbre, Rafael Correa, presidente de Ecuador, puntualizó: «No nos interesa sustituir a la Organización de Estados Americanos (OEA), nos interesa crear nuestras propias instituciones» y agregó «no se concibe que problemas de la región se vayan a discutir en Washington; se trata de marchar con nuestros propios pies«.
Correa también agregó que la nueva Organización de Estados Latinoamericanos y Caribeños deberá poseer la institucionalidad y personalidad que requiera. “Que sea nuestra, sin injerencia de potencias que se pueden denominar extra regionales y que claramente en ciertos momentos críticos de la historia han demostrado de qué lado se encuentran”, expresó refiriéndose al silencio contradictorio que ha echo la OEA en el caso de Las Malvinas.
UN EJEMPLO DE INJERENCIA
Los presidentes de las naciones reunidas en la Cumbre de la Unidad, en el Caribe mexicano, rechazaron el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos sostiene en contra de Cuba.
Los mandatarios a través de un documento declararon que el bloqueo y la aplicación de leyes extraterritoriales como la Helms-Burton son contrarios al Derecho Internacional, causan daños cuantiosos e injustificables a pueblo cubano y afectan la paz y la convivencia entre las naciones americanas.
Leonel Fernández, presidente de República Dominicana presentó la exigencia para que se derogue la Ley Helms – Burton con el fin de que Cuba pueda ser un país plenamente integrado, sin que exista el embargo que dificulta su pleno desarrollo económico y social. Dicha ley es conocida como una contrariedad jurídica desde su entrada en vigor, ya que viola flagrantemente las leyes y los derechos humanos del pueblo cubano.
La Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe exige a través del instrumento jurídico: «En consecuencia, reclamamos al gobierno de Estados Unidos que, en cumplimiento de las sucesivas resoluciones aprobadas por la Asamblea General de la ONU, ponga fin al bloqueo», en contra de la isla caribeña.