El gobierno de Filipinas comunicó este miércoles que otorgará ayuda a más de dos mil 300 familias afectadas por los enfrentamientos entre el ejército y los insurgentes en el sur del país.
Según un portavoz oficial de la isla de Basilan, Alton Ángeles, miles de personas abandonaron sus hogares en el transcurso de una semana a causa de los choques entre los uniformados y los rebeldes de Abu Sayyaf.
Ángeles precisó que en tres ciudades se decretó el estado de calamidad, luego de los ataques aéreos y de artillería que destruyeron casas, proyectos de infraestructura y los preciados árboles de caucho.
Esa categoría, acotó, se usa cuando las víctimas son demasiadas y se interrumpen los medios de subsistencia y movilidad de las personas.
De acuerdo con el funcionario, cerca de 200 familias recibieron alimentos y artículos de subsistencia, pero aun faltan miles.
El gobernador de Basilan, Jim Saliman, declaró que la operación de socorro continuará hasta que se detengan los combates y orientó a las instituciones locales prepararse para la rehabilitación de los desplazados internos.
Los choques recientes forman parte de la estrategia antidelito del presidente Rodrigo Duterte, quien ofreció un ultimátum a Abu Sayyaf y ahora los combate en sus bases militares.
Esa organización armada surgió en la década de 1990 y desde entonces reivindica la autonomía de las provincias del sur por concentrase allí la minoría musulmana.
Para presionar a Manila y a los gobiernos del área los insurgentes se valen de secuestros, extorsión, asesinatos y atentados.