Freddy J. Melo | Como contra paredes (Opinión)

En todos los tiempos los justificadores del orden de dominación y explotación del humano por el humano han enfrentado los reclamos de justicia deformando la verdad, atacando flancos fáciles que ellos mismos han construido y ocultando la esencia de los planteamientos justicieros.

Lo hacen desde sus bastiones de prepotencia, amparados en los asimismo dominantes mecanismos, formas e instituciones que producen saber “bueno” o “aceptable” y construyen alienación.

Cuando los reclamos tienen aliento revolucionario, se entra en el reino de los rábulas.

Así ha sido en el curso de este proceso bolivariano, frente al cual los oposicionistas no han hecho otra cosa que mentir, calumniar y deformar, ayunos como están de razones valederas y atrapados en la desnudez de sus tropelías y delitos sociales y de lesa patria.

Esta conducta se ha exacerbado en los momentos críticos, vale decir: discusión de la Constitución, golpe de Estado, golpe-sabotaje petrolero, guarimbas, campañas electorales y otros, y la vemos ahora de nuevo en la arremetida en desarrollo con que la desesperación y el brutal mandato del Norte los impulsa.

El problema, insoportable para ellos, es que ya perdieron la capacidad de engañar a la gran mayoría del pueblo y sus intentos lucen como cabezazos contra paredes.

Pero siguen finitos y lo único que pudiera reconocérseles es una persistencia digna de mejor causa.

Convénzanse, señores, no pueden contra los principios fundamentales que nos nutren: soberanía popular y nacional, independencia, libertad, integridad, igualdad, solidaridad, sentido del deber y la responsabilidad sociales, preeminencia de los derechos humanos, la ética y la dignidad, etcétera, bases del desenvolvimiento de un Estado democrático y social de derecho y de justicia.

En síntesis: un socialismo que para ser pleno tiene que ser democrático y una democracia que para ser plena tiene que ser socialista.

T/ Freddy J. Melo