No bastan las medidas económicas asumidas por el Gobierno Nacional para combatir la inflación, la especulación, la usura y el desabastecimiento.
La población en general está obligada a contribuir para sanear la economía venezolana. Como ciudadanos estamos llamados a evitar las compras nerviosas y el consumismo exagerado que en estos momentos se da a lo largo del país.
No se justifican las largas colas que se hacen en los comercios para adquirir bienes y servicios que el Estado, en el ejercicio de sus funciones, ha regulado o fijado precios en su justo valor. Las leyes habilitantes que en el campo económico se decreten son concebidas para proteger la economía nacional y, por ende, la estabilidad de la Nación.
Quienes se dedican a comprar compulsivamente están atentando contra nuestro sistema económico, pues crean desabastecimiento en rubros necesarios para la satisfacción de las necesidades del país.
Se está dando la batalla en contra de los empresarios que expolian al pueblo; pero si nos dedicamos a adquirir sin medida, terminamos convirtiéndonos en acaparadores silenciosos, en acumuladores de bienes, en cómplices de los enemigos de la Patria, perjudicando así a nuestros semejantes.
El consumismo es un elemento perturbador de la felicidad colectiva; es una prisión que señala el camino que nos marcan los explotadores.
Seguirles el juego representa permanecer atados a los esquemas capitalistas que solo buscan mantener su hegemonía económica y por extensión la sumisión de los colectivos a las grandes corporaciones.
Un país no puede alcanzar sus metas de desarrollo sostenible si sus ciudadanos no aportan trabajo, voluntad y conciencia social.
El gobierno de presidente Nicolás Maduro Moros, representante de los venezolanos, se ha empeñado en combatir la especulación y la usura para llevar tranquilidad a todos; así, con el cuerpo de leyes de la República garantiza el pleno abastecimiento de los mercados nacionales.
Entonces es necesario frenar el consumismo que practican muchos compatriotas con el ánimo de equilibrar definitivamente la balanza económica.