Emelie Olsson está plagada de alucinaciones y pesadillas. Cuando se despierta, frecuentemente está paralizada, incapaz de respirar apropiadamente o pedir ayuda. Durante el día apenas puede mantenerse despierta, y con frecuencia falta a la escuela o no se divierte con los amigos. Ella solo tiene 14 años, pero a veces se ha preguntado si su vida vale la pena vivirla.
Emelie es una de alrededor de 800 niños en Suecia y otras partes de Europa que desarrollaron narcolepsia, un desorden del sueño incurable, luego de haber sido inmunizados con la vacuna contra la gripe porcina H1N1 Pandemrix, fabricada por la farmaceútica británica GlaxoSmithKline en 2009.
Finlandia, Noruega, Irlanda y Francia también han observado un aumento en los casos de narcolepsia y personas familiarizadas con los resultados de un estudio que pronto será publicado en Gran Bretaña han dicho a Reuters que mostrará un patrón similar en los niños ahí.
Sus destinos, haciéndole frente a una enfermedad que casi destruye la vida normal, se está convirtiendo en lo que el funcionario de salud que coordinó la campaña de vacunación de Suecia llama una «tragedia médica» que exigirá una creciente atención científica y médica.
El regulador de los medicamentos en Europa ha decretado que Pandemrix ya no debe utilizarse en personas menores de 20 años. El director médico de la división de vacunas de GlaxoSmithKline, Norman Begg, afirma que su farmacéutica considera el asunto extremadamente en serio y que está «absolutamente comprometida a llegar al fondo de esto», pero añade que no hay todavía suficientes datos ni pruebas que sugieren una relación causal.