El ex guardia de Auschwitz, Jakob Denzinger, vivió el sueño americano.
Su empresa de plástico en la ciudad Akron, Ohio, prosperó. Al final de la década de los 80, él había adquirido los adornos del éxito: un Cadillac DeVille y un Lincoln Town, una casa frente al lago, inversiones en petróleo y bienes raíces.
Entonces los cazadores de nazis llegaron.
En 1989, mientras el gobierno de estados Unidos se preparaba para despojarlo de su ciudadanía, Denzinger empacó un par de maletas y huyó a Alemania. Denzinger luego se instaló en una agradable ciudad en el río Drava, donde vive cómodamente, por cortesía de los contribuyentes de Estados Unidos. Él recibe un pago de la Seguridad Social de alrededor de 1.500 dólares cada mes, casi el doble del salario neto de un trabajador croata promedio.
Denzinger, de 90 años de edad, se encuentra entra docenas de presuntos criminales de guerra nazis y guardias de las SS que recibieron millones de dólares en pagos del Seguro Social luego de haber sido obligados a abandonar Estados Unidos, encontró una investigación de Associated Press.
Los pagos fluyeron a través de un vacío legal que había dado ventaja al Departamento de Justicia de Estados Unidos para persuadir a sospechosos nazis a abandonar el país. Si aceptaban irse, o simplemente huían antes de la deportación, ellos podían mantener su Seguridad Social, según entrevistas y registros internos del gobierno.
Como Denzinger, muchos mintieron sobre su pasado nazi para entrar a Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial, y eventualmente se convirtieron en ciudadanos estadounidenses.
Entre los nazis que se beneficiaron se encuentra el científico de cohetes alemán acusado de utilizar mano de obra esclava para construir el cohete V-2 que azotó a Londres. Luego ganó el honor más alto de la NASA por ayudar a colocar un hombre en la luna.
El Departamento de Justicia negó usar pagos del Seguro Social como herramienta para expulsar a presuntos nazis. Pero registros muestran que el Departamento de Estado y la Administración del Seguro Social expresó graves preocupaciones sobre los métodos utilizados por la unidad de cacería del Departamento de Justicia: la Oficina de Investigaciones Especiales (OSI por sus siglas en inglés).
Funcionarios del Estado despectivamente llamaban la práctica «basura nazi» y afirmaron que la OSI negociaba con sospechosos para que pudieran irse voluntariamente.
Los hallazgos de Associated Press son el resultado de más de dos años de entrevistas, investigaciones y análisis de registros obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información y otras fuentes.