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Derogar las llamadas zonas de paz por considerar que se han convertido en el albergue de las megabandas es una de las recomendaciones que formuló al Gobierno Nacional el criminólogo Fermín Mármol García.
Mármol García, hijo del connotado criminólogo Fermín Mármol León, advirtió que hay “megabandas criminales asentadas en el eje Barlovento, asentadas en los Valles del Tuy, asentadas en Guárico, asentadas en el sur del Lago de Maracaibo”; están formadas por más de 80 integrantes “con armas cortas y armas largas” y ocupan las llamadas zonas de paz.
Esas bandas “tienen que sentir la mano dura, la mano justa, del Estado venezolano.
Y eso ha faltado: voluntad política para demostrarles a los ciudadanos de este país que no hay intocables, sin importar que se pongan unas franelas rojas, amarillas, verdes”, expresó el analista, entrevistado por Carlos Croes en su programa Diálogo con, transmitido por Televén.
PATAS CORTAS
Las zonas de paz “son la materialización del plan Pacificación, este plan centroamericano que no funcionó en Centroamérica, que no tiene sentido haberlo traído a Venezuela y que ha generado corredores de paz o zonas de paz para tratar de hacer negociaciones en el buen sentido”, describió. Es decir, para que “el delincuente deponga su actitud delictiva, entregue las armas y reciba líneas de crédito agrícolas o industriales”.
Pero, aseveró, “los delincuentes no tienen palabras; los convenios con los delincuentes tienen patas cortas, quien delinque tiene que ser perseguido, sometido y después de que pague la deuda con la sociedad el Estado que les dé la mano”.
Mármol García enfatizó que esas megabandas “funcionan como una estructura que es capaz de reclutar” a niños.
Hay “niños que ya forman parte de la organización delictiva, porque son los corredores, los que llevan de un lugar a otro determinada cosa: armamentos, mensajes”. También “son los que vigilan las zonas, son los campaneros de la zona y pasan información y empiezan a escalar su carrera delictiva”. Su ejemplo a seguir es el del jefe de la banda, “porque la policía ha cedido ese espacio, el Estado ha cedido ese espacio porque es un proyecto político que no tiene sentido”.
ROMPER LA ECUACIÓN
En opinión del criminólogo, “mientras que de cada 100 delitos que se materializan en Venezuela solo se castiguen seis personas con pocos niveles morales van a encontrar en el delito un oficio atractivo, y eso es lo que ha pasado en Venezuela”.
Para Mármol García, “el oficio de ser delincuente ha sido atractivo y es una ecuación que tenemos que romper, y solo se puede romper cuando la ley se impone, cuando las instituciones del Estado cumplen con su papel y eso está en minusvalía en Venezuela”.
Subrayó que ha habido “un conjunto de delitos violentos que han arropado a la gran familia venezolana: los homicidios, los robos a mano armada, los secuestros, las extorsiones, el tráfico legal de drogas, delitos muy primitivos, muy violentos”.
También dijo que “los 21 planes de seguridad desarrollados en 16 años son manifestación de buena voluntad, son manifestación de querer hacer las cosas bien”, pero no han funcionado.
En su criterio, es imprescindible “fortalecer las instituciones”, ya que “no tiene sentido que en Venezuela el déficit de policías uniformados en verdaderas y exclusivas labores de patrullaje sea del 70%”. Apuntó que también hay en las instituciones un déficit tecnológico.
“Yo creo que es necesario mandar un mensaje claro al país desde las instituciones; primero, que están dirigidas por las personas más probas”, recomendó. También, reforzar la premisa de que “en Venezuela no hay intocables: tenemos que demostrar, en un futuro próximo, que no hay intocables en el país, que quien viole las leyes va a ser tratado de la misma manera sin importar su raza, su nivel socioeconómico, su posición política, y eso va a generar seguridad y confianza”.