Por Armando Carías|Dedicado a Óliver (Opinión)

«La política es algo muy serio para dejársela sólo a la gente grande”, dice «Manuelita, una niña de la Revolución”, personaje nacido de la serie de micros transmitidos por él canal juvenil de Radio Nacional de Venezuela.

Delisse Lugo y este servidor, autores de dichos micros y, posteriormente, de la obra de teatro protagonizada por esta muchachita rebelde y preguntona, abordamos en ambas creaciones los más variados aspectos de la política, la economía, la religión y, en general, de todo aquello que pudiera ser de interés para la niñez, partiendo del criterio de que para la infancia no debe haber temas prohibidos.

Allí hablamos del Che Guevara, de la pedofilia, del fascismo, del petróleo, del embarazo temprano, del imperialismo, de la Ley de Educación, de la Constitución, de Unasur, el ALBA-TCP, la Celac, la OPEP, la ONU, de la capa de ozono, de la masturbación y de los múltiples asuntos que suelen ser omitidos bajo el argumento de que «esas no son cosas para los niños…».

Mi experiencia como artista y comunicador dedicado a crear con y para la infancia me indica exactamente lo contrario: no hay temas tabú para la niñez. A las niñas y a los niños se les puede hablar absolutamente de todo, eso sí, con respeto a su inteligencia y a su sensibilidad y, sobretodo, desde el amor.

Se me vienen a la mente estas reflexiones mientras veo las emocionantes imágenes con los rostros de niñas y de niños que este sábado, junto a miles de jóvenes, marcharon en repudio al terrorismo y en homenaje a ese muchachito «rebelde y preguntón» llamado Robert Serra.

Contemplo la dulzura de su hermano Óliver, quien se empina sobre el dolor y asume con entereza la tarea que la vida le pone por delante, y confirmo la certeza de las palabras de nuestro Comandante Eterno: “…el presente es de lucha, el futuro nos pertenece».

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