Por Kenia de Contreras|El derecho al amor (Opinión)

En días pasados Estados Unidos legalizó el matrimonio igualitario, hecho que tuvo una repercusión internacional y que en nuestro país generó una fuerte polémica. Más allá de la discusión sobre los que apoyan o no la decisión, no se puede negar el hecho de que tal noticia vino a colocar sobre el tapete una discusión que ya se viene dando hace años en Venezuela y que tiene que ver con los derechos legales de ciudadanos que viven con parejas del mismo sexo y que están en la perfecta capacidad de exigir les sean atendidas sus necesidades.

No se trata solamente de un tema de prejuicios, se trata de los derechos vitales de un niño, por ejemplo, nacido en este tipo de uniones, de ser reconocido por sus padres que amorosamente los crían, hasta la capacidad de poder gozar de beneficios sumamente delicados como es el seguro médico, heredar bienes, qué nombres o apellidos llevar, trámites de papeles como la cédula y el pasaporte, inscripciones, y el derecho de los adultos a trabajar sin discriminación, reconocimiento a su identidad sexual, entre otros. Nadie puede quedar desprotegido, o en un limbo legal.

Se trata de tolerancia, de respeto por la vida que han escogido los demás vivir. El tema no se reduce a si estás de acuerdo o no con casarte, también existen las uniones libres de hecho, pero igual no están amparadas por las leyes en estos casos.

Son personas vulnerables que pueden pasar años en esta situación, invisibilizados, lo que es absurdo en una sociedad que no deja de señalarlos y juzgarlos como si no fuera un tema de igualdad y justicia. Esas personas que se aman, que padecen y sienten como cualquier pareja heterosexual, tienen una vida e historia en común que la gente se niega a aceptar, incluso sus mismas familias.

Vivimos en un país con mucho que aprender y entender sobre el amor, al amor no se le ponen límites, al contrario hay que apoyarlo cuando se trata de un amor sano, que te permite crecer y ser una mejor persona.

La investigación empírica demuestra que los aspectos psicológicos y sociales de las relaciones entre parejas del mismo sexo comparten las mismas características en gran medida con las asociaciones heterosexuales, forman vínculos emocionales profundos y de compromiso, enfrentan por igual cuestiones similares relativas a la intimidad, el amor, la equidad, la lealtad y la estabilidad.

Hay que legislar para acabar con la intolerancia o seguirá habiendo violencia e incomprensión con estos sectores. ¡Eduquemos para el respeto!

@PsiqueyAmor