Despertar

CAMARADA LLAMARADA

POR: CAROLINA ESCARRÁ G.

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En medio de una visión de caos diseñado por los que organizan la estrategia de dominación imperial que ya por la década de los años 20 del siglo pasado había impuesto un modelo rentista petrolero de la mano del pacto entre la burguesía nacional y el dueño estadounidense de algunas petroleras por lo que conoce el verdadero alcance de unas reservas como las nuestras, para asegurarse los gringos -como parte de su interés nacional- los recursos naturales y humanos de Venezuela, con el destino manifiesto y, en medio también de una crisis del modelo de Punto Fijo que había impuesto a su vez el bipartidismo en Venezuela, irrumpe el Día D, un 27 de febrero, en el que el pueblo cansado de tanta vida en los techos de cartón de Alí levanta su voz contra las condiciones de un préstamo que había negado y cuya negación permitió a Carlos Andrés Pérez previamente obtener el resultado electoral esperado por su partido para una vez en el poder traicionar a ese mismo pueblo.

Condiciones de la traición como otras que sirven para estandarizar, homologar, arrodillar a los pueblos dominados que se ven conminados a aceptar, y que en aquella oportunidad implicó supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) por tres años para obtener 4.5 mil millones de dólares, liberación de tasas de intereses con un tope de 30%; incremento de servicios públicos como teléfono, agua, electricidad, transporte y gas; aumento anual y por tres años de los precios de productos derivados del petróleo, incluyendo la gasolina; y liberalización de los precios de los productos, salvo por algunos de la cesta básica.

Estas condiciones están entre las mas importantes, junto con la eliminación de la tasa de cambio preferencial del conocido “paquetazo” con el que el imperialismo financiero pretendía terminar ahorcando a la población para que se viera obligada a recurrir nuevamente ante el FMI y alimentar el círculo vicioso de la deuda que ya implicaba pérdidas para el país y ganancias para los dueños del sistema de Bretton Woods.

Pero aunque el Presidente de ese entonces pretendiera aceptar dichas condiciones, el pueblo bravío dijo ¡basta! gritando su verdad desesperada y actuando en consecuencia tan solo para sobrevivir, aunque la respuesta represiva que recibió no pasó por la CIDH ni fue reclamada por organismos no-gubernamentales de derechos humanos, que a algún Gobierno responden, pues alguno los financia.

El pueblo de Venezuela nuevamente -como hizo en el siglo XIX- se levantó y despertó una llama bolivariana que luego el comandante Hugo Chávez hizo brillar con un “¡por ahora!”, dejando ver la posibilidad de un halo de esperanza que volvió revolución y que llegó a imaginar inclusive una nueva arquitectura financiera internacional para acabar con la dominación que implican las condiciones de endeudamiento de un país.

cescarragil@gmail.com
Caracas