Las autoridades de Bielorrusia han detenido a varias personas como parte de la investigación que se desarrolla en el país, tras el atentado perpetrado el pasado lunes en el metro de la capital, Minsk, que ocasionó la muerte a 12 personas y afectó a otras 149.
«Varias personas fueron detenidas tras el atentado de Minsk», anunció el fiscal adjunto, Andrei Shved, sin brindar el número exacto de arrestos.
«Es la primera vez que nos topamos con tal fenómeno terrorista. Con casi toda probabilidad se trató de un artefacto activado por radio. La bomba llevaba metralla como bolas de acero, trozos de metal y clavos», apuntó Shved.
Shved subrayó que, hasta el momento, nadie se ha atribuido el atentado, aunque matizó que «su objetivo es claro: la inestabilidad en el país».
Por su parte, el ministro del Interior, Anatoli Kuleshov, informó este martes que la bomba que explotó estaba escondida debajo de un banco, en un andén de la estación de metro Oktiabrskaia, a unos cien metros de la sede de la Presidencia bielorrusa, en el centro de Minsk.
Añadió que el artefacto posiblemente fue puesto en marcha con un mando a distancia.
Tras el suceso, el presidente Alexander Lukashenko exigió al Comité de Seguridad del Estado (KGB), «remover cielo y tierra» para hallar a los culpables y esclarecer los hechos.
Además no descartó que el atentado responda a intereses foráneos. Puede que “este ‘regalo’ nos venga del extranjero», dijo, más temprano, al visitar al metro de Minsk.
«Pueden ser eslabones de la misma cadena. Hay que establecer a quien le sirve desestabilizar a nuestro país», añadió Lukashenko.
El líder del principal movimiento que adversa al Gobierno, Alexander Milinkevich, negó que la oposición pudiera estar involucrada en el atentado.