Diplomacia bajo fuego: Cómo la ONU y la OMS intentan «mitigar» el conflicto palestino-israelí mientras Estados miembros interfieren

¿Otro juego de guerra? En el conflicto en curso entre Palestina e Israel, la diplomacia internacional se encuentra en una encrucijada crítica. Mientras la violencia escalada amenaza con desencadenar una crisis regional, la actuación ambigua de la ONU y el papel de la OMS han suscitado preguntas sobre su eficacia: ¿Cómo estas organizaciones están lidiando con el conflicto y cómo los Estados miembros en el Consejo de la ONU pueden estar influyendo en sus acciones?, ¿es necesaria esta guerra?, ¿Hay intereses que superan la búsqueda inmediata a una resolución pacífica de este y otros conflictos bélicos?.

La ONU y la diplomacia

La ONU, en teoría, representa una plataforma para la paz y la resolución de conflictos. El Secretario General, Antonio Guterres, ha expresado su profunda preocupación por la escalada de violencia y ha instado a un alto al fuego inmediato.

Sin embargo, la falta de acción concreta y una respuesta unificada entre los Estados miembros plantea interrogantes sobre la efectividad de la organización en este conflicto.

En medio de este conflicto, Guterres ha declarado: «Es esencial poner fin a esta violencia devastadora que amenaza con desencadenar una crisis humanitaria en la región».

Pero, como se ha señalado, la retórica generalizada de las Naciones Unidas a veces parece no abordar adecuadamente las complejidades y los desafíos únicos de éste y otros conflictos.

Un ejemplo claro de un árbitro en medio del conflicto: «El derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos deben respetarse».

Ayuda humanitaria en medio del caos

La OMS, por su parte, ha abogado por la creación de un corredor humanitario para llevar ayuda médica y productos de primera necesidad a la Franja de Gaza, que enfrenta una crisis humanitaria creciente.

Cuando estalló el conflicto, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se encontraba en una visita oficial en Egipto. No obstante, Tarik Yazarevich, portavoz oficial de la OMS en Ginebra, ha enfatizado la necesidad urgente de este corredor: «Es necesario un corredor humanitario para suministrar a la población productos de primera necesidad».

Según él, al momento del inicio de la guerra se tenían suministros preposicionados en siete grandes hospitales de Gaza, pero éstos ya se han agotado, así que se prepara rápidamente la compra de material de urgencias por un millón de dólares, según reflejan medios internacionales.

Mientras tanto, los hospitales palestinos con ayuda de la OMS han activado planes de emergencia hospitalaria para gestionar lo mejor posible el aumento de heridos, aunque el sistema sanitario se encuentra funcionando por encima de su capacidad, reportó Euronews.

Sin embargo, es crucial preguntarse si esta medida es suficiente para abordar la creciente crisis humanitaria en la región. ¿Qué obstáculos políticos y logísticos podrían obstaculizar la implementación de este corredor? ¿Cómo pueden las organizaciones internacionales garantizar que la ayuda llegue realmente a quienes la necesitan en medio del conflicto?.

Interferencias

Mientras tanto, el papel de los Estados miembros en el Consejo de Seguridad de la ONU se ha vuelto más evidente e imperante, pues las divergencias entre las naciones que apoyan a Palestina y aquellas que respaldan a Israel han dificultado la adopción de una posición común.

Esta interferencia de los Estados miembros es evidente en las declaraciones públicas y las posiciones que han tomado.

El embajador de Estados Unidos ante la ONU, Antony Blinken, por ejemplo, declaró recientemente: «Hablé con Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, sobre los ataques terroristas contra Israel. Insté a todos los líderes de la región a condenar estos atroces actos de terrorismo».

Esta declaración refleja el apoyo de Estados Unidos a Israel y destaca cómo los Estados miembros pueden influir en la diplomacia internacional.

Un análisis crítico y equilibrado

El conflicto palestino-israelí es un terreno complejo donde la diplomacia internacional se ve desafiada constantemente, no hay dudas al respecto.

Si bien las organizaciones como la ONU y la OMS intentan abordar la crisis humanitaria, pareciera que la interferencia de Estados miembros y la retórica polarizadora plantean un panorama incierto.

El discurso de las partes involucradas està debidamente registrado por medios y grandes corporaciones que apoyan o no una u otra causa, y todo esto da cuenta que la violencia llama a un análisis crítico y equilibrado de las dinámicas en juego en este conflicto de larga data.

Además, se evidencia que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se encuentra en una encrucijada crítica, ya que su papel como mediadora y promotora de la paz se ve desafiado por las circunstancias del conflicto.

A pesar de las declaraciones del Secretario General, Antonio Guterres, instando a un alto al fuego, la falta de acción concreta y una respuesta unificada de los Estados miembros cuestionan su efectividad.

Y aunque la iniciativa de la OMS es crucial en una situación de crisis humanitaria, la implementación real de un corredor humanitario plantea desafíos logísticos y políticos.

La pregunta clave en este particular es si esta medida será suficiente para aliviar la creciente crisis humanitaria en la región, y cómo se garantizará que la ayuda llegue a quienes más la necesitan en medio del conflicto.

Por otro lado, la interferencia de los Estados miembros en el Consejo de Seguridad de la ONU es un factor que complica aún más la resolución del conflicto.

Las divergencias entre las naciones que apoyan a Palestina y aquellas que respaldan a Israel dificultan la adopción de una posición común.

El ejemplo de Antony Blinken, embajador de Estados Unidos ante la ONU, instando a condenar los ataques terroristas contra Israel, refleja cómo los Estados miembros pueden influir en la diplomacia internacional y resalta la polarización de las posturas.

En última instancia, el conflicto Palestino-Israelí requiere un análisis crítico y equilibrado que considere todas las dimensiones en juego.

La retórica beligerante, la falta de compromiso con la paz y la complejidad de las relaciones internacionales en la región son desafíos significativos que deben abordarse.

Para lograr una solución sostenible, es esencial que las organizaciones internacionales, como la ONU y la OMS, trabajen en estrecha colaboración con los Estados miembros para promover un diálogo constructivo y encontrar soluciones reales, visibles y tangibles que tengan en cuenta las preocupaciones y aspiraciones de ambas partes en conflicto.

T/José M. Carrasquel