El presidente de Estados Unidos, Barack Obama se dispone a hacer una importante remodelación en la cúspide de su equipo de seguridad, con el nombramiento del actual director de la CIA, Leon Panetta, como nuevo secretario de Defensa, y del general David Petraeus, jefe de las operaciones estadounidenses en Afganistán, al frente de la agencia de espionaje.
Según información de fuentes oficiales a la prensa norteamericana, Panetta sustituirá a Robert Gates, cuya salida estaba prevista desde que aceptó mantener con Obama el cargo que ya ocupó durante los últimos años de la Administración de George Bush, refiere una nota de prensa publicada este miércoles en el diario español El País.
La decisión de situar a Petraeus en el hueco que deja Panetta “responde a la voluntad del presidente de mantener cerca a un militar cuyas recomendaciones se consideran muy valiosas en la Casa Blanca”, expresaron las fuentes.
Debería dejar sus responsabilidades en Afganistán este verano. Aún no se conoce aún el nombre del militar que asumirá la conducción de esa guerra, aunque Obama “quiere apostar por valores seguros que le den consistencia a su política exterior en un momento en el que debe de procederse al inicio de la retirada de Afganistán”.
La marcha de Gates genera diversas reacciones. Algunos analistas refieren que el político “ha demostrado ser uno de los personajes más influyentes en Washington”, ya que hizo una gran pareja con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y “tomaron grandes decisiones”.
Gates ha sido uno de los principales artífices de que Estados Unidos aumentara el número de tropas en Afganistán y a fijar fecha para su parcial retirada en julio próximo. En el caso de Egipto, “el dúo” Gates-Clinton se hizo cargo de la línea imperial impuesta con Hosni Mubarak. Hace poco, su opinión fue determinante para que definir y decidir la intervención militar en Libia.
Por su parte, Panetta ha pasado ya por diversos cargos públicos durante esta Administración y la de Bill Clinton. Su llegada al Pentágono garantiza la continuidad de la política de su antecesor, en un momento “en que muchas de las actividades de la CIA se producen en zonas en las que también combate el Ejército norteamericano”, expresa El País.
Ambos personajes deberán pasar “por una fácil ratificación por parte del Senado, donde parecen todavía figuras por encima de la lucha política cotidiana”, anunció la administración estadounidense.