Donald, el bárabaro

TINTA CRUDA

POR: ALFREDO CARQUEZ S.

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Escribo esta columna mientras Estados Unidos, Francia e Inglaterra muestran una vez más su desprecio al derecho internacional. Sus gobiernos actúan como drogadictos irrecuperables a los cuales les es imposible dejar el vicio. Recaen y vuelven a recaer ante las tentaciones del colonialismo y el imperialismo.

Donal Trump, esa burda calamidad que está de paso por la Casa Blanca, decide bombardear Siria y Emmanuel Macron, presidente galo, y Theresa May, primera ministra británica, le siguen el juego como perritos falderos.

La situación resulta noticiosa por lo grave, pero no por lo original. El libreto es conocido al igual que los actores. Es un disco rallado pero bastante peligroso por las consecuencias que desencadenará la torpeza de quien parece huir hacia delante, ante la seguidilla de escándalos que ha desatado en su propio territorio. Uno de ellos, por ejemplo, tiene que ver con la tendencia de Donald de usar su poder y dinero para llevarse a la cama a quien se deje, como esa reconocida actriz del cine porno, Stormy Daniels, que lo ha demandado.

De Macron y May no vale la pena hacer más comentarios pues ejercen en este drama, en el que seguro morirán miles de inocentes, tristes y vergonzosos papeles de reparto.

Lanzan misiles a los sirios porque no pueden ganar una guerra prefabricada. Convierten en noticia internacional un supuesto caso no comprobado que recuerda la farsa de las armas de destrucción masiva que le costó más de un millón de fallecidos a Irak y que dejó a esa nación milenaria el desastre que es hoy. ¿Y han sido juzgados los responsables europeos y estadounidenses, como, por ejemplo, George Bush, José María Aznar o Tony Blair?

La recreación de un conflicto como este se realiza en laboratorios en los que la ética está de más. En la agresión a Libia se recurrió al montaje de hechos en los estudios de la televisora oficial de un país del Golfo Pérsico que, paradójicamente, actualmente ha perdido la confianza y el apoyo de sus antiguos compinches del barrio.

Esas noticias de mentira luego eran difundidas por el mundo con el propósito de hacer aceptable ante la opinión pública mundial, la destrucción del Estado más próspero del norte de África, nación que casualmente, al igual que Siria, produce petróleo.

En este caso las potencias también utilizan supuestas organizaciones neutrales, como esos fulanos cascos blancos que posaron en las gráficas que ilustran el extraño caso del ataque con armas químicas que sirve de excusa para que Trump deje salir lo peor de sí.

Y por cierto, vale la pena resaltar que aquí también tenemos de esos seres. Recuerde el lector que la derecha venezolana y sus medios los promocionaron durante las guarimbas. Eran esos muchachos del este del este que llevaban una millonada encima en equipos nuevecitos y que estaban prestos para salir en las fotos, justo en el preciso momento en el que la casualidad-planificada mostraba su mejor perfil para el mercadeo.

alfredo.carquez@gmail.com
Caracas