En medio de rumores por un nuevo acuerdo con Argentina, el Fondo Monetario Internacional (FMI) destrabó el giro de 800 millones de dólares, pero remarcó su preocupación por la sostenibilidad del ajuste fiscal. Simultáneamente, el ente empeoró las expectativas económicas para el 2024, estimando una caída de hasta el 3,5% del PBI.
El FMI volvió a hacer gala de su rol de auditor de la economía argentina por excelencia. En una serie de comunicados, el organismo multilateral de crédito oficializó el desembolso de 800 millones de dólares para el Gobierno de Javier Milei y volvió a advertir sobre la pauperización de la situación social y, en ese marco, sobre la sostenibilidad del ajuste fiscal desplegado.
La aprobación por parte del directorio de la octava revisión del programa que mantiene con el país desde el 2022 —cuando Alberto Fernández (2019-2023) alcanzó un acuerdo para refinanciar el pago del fallido crédito firmado por Mauricio Macri (2015-2019) por la friolera de 44.000 millones de dólares— llegó con alertas por parte del prestamista en última instancia.
Si bien el organismo aprobó el giro del monto previsto «para apoyar los esfuerzos de las autoridades por afianzar el proceso de desinflación, reconstruir las reservas fiscales y externas y apuntalar la recuperación», el ente también remarcó la necesidad de «mejorar la calidad del ajuste» centrándose en una mayor racionalización del gasto público.
En el documento se destaca que «el Directorio Ejecutivo consideró que el programa estaba firmemente encaminado» ya que «todos los criterios cuantitativos de rendimiento hasta finales de marzo de 2024 fueron cumplidos con márgenes».
En otro apartado, el FMI volvió a insistir en la relevancia de restaurar el impuesto a las ganancias (gravámen a los altos ingresos), que fue rechazado en el Senado el mismo día en que el Gobierno se anotó un triunfo con la aprobación de la Ley Bases.
Además, el organismo tomó nota de incumplimientos de las metas asumidas con Argentina, como la extensión de las restricciones en el acceso al mercado de divisas —conocido como «cepo al dólar»— y la extensión de gravámenes a las importaciones derivados del «impuesto PAIS», derivado de las trabas cambiarias.
Respecto a este punto, un documento firmado por el ministerio de Economía argentino y el Banco Central aseguró que se «contempla avanzar en la liberación de controles cambiarios y en una mayor flexibilidad cambiaria siempre y cuando estas medidas no impliquen riesgos excesivos para el proceso de reducción de la inflación y fortalecimiento de su hoja de balance, tal como se refleja en el Acuerdo».
Consultado en torno a los plazos para la eliminación de las restricciones cambiarias, el vocero presidencial, Manuel Adorni, respondió que «especificar una fecha de levantamiento va en contra de lo que efectivamente hacemos».
En un sentido radicalmente opuesto al expresado alrededor de la necesidad de consolidar el ajuste ortodoxo, el documento del Fondo insistió en la necesidad de «proseguir los esfuerzos para apoyar a los más vulnerables, ampliar el apoyo político y garantizar la agilidad en la formulación de las políticas».
Elogios matizados
«El FMI repite lo que ya adelantó en febrero de este año: celebra el ajuste fiscal pero es muy severo en el cuestionamiento de las medidas y la sostenibilidad del programa», dijo a Sputnik el economista Francisco Cantamutto.
Según el experto, un eje central que suscitó el respaldo del organismo remite al descenso sostenido de la inflación, que en abril arrojó el 4,2% mensual, el registro más bajo desde el año 2022. «Los grandes ejes del FMI son la reducción de la inflación, por un lado, y la reducción del déficit fiscal. Esto lleva a que el organismo haya iniciado su comunicado con un elogio», apuntó.
«El FMI aprende de sus propios errores: la aprobación de nuevos desembolsos llega con fuertes advertencias, sobre todo por la sostenibilidad del programa económico, en virtud de las demoras que hubo para la aprobación de leyes fundamentales para el Gobierno», afirmó el investigador.
Sin embargo, para el experto la magnitud de los reconocimientos fue directamente proporcional a la severidad de las advertencias. En un contexto en el que la Ley Bases, principal iniciativa legislativa de Milei, demoró más de seis meses en ser aprobada, el directorio del Fondo se mostró preocupado por la praxis política del oficialismo. «Este es un tirón de orejas para el Gobierno. La advertencia central remite a qué tan sostenible es el ajuste en estas condiciones», dijo Cantamutto.
De acuerdo al especialista, «el FMI tiene suficiente trayectoria como para saber que una ley que requiere 6 meses en ser aprobada supone cierta fragilidad para el Gobierno. Las autoridades en Washington están menos preocupadas por la economía real que por el ordenamiento macroeconómico. Si las reformas no logran estabilizarse, corren el riesgo de volverse estériles».
«El superávit alcanzado en el primer trimestre responde a la postergación de deudas con empresas energéticas y a la licuación de jubilaciones. Ninguno de estos factores es sostenible en el tiempo», remarcó el investigador.
A contrarreloj
La liberalización de la economía luce como un mandato del directorio del organismo multilateral. En el marco de la galopante recesión disparada por las medidas económicas del Gobierno, las cuales impactan en la recaudación fiscal por la caída del consumo, la eliminación de impuestos luce como algo poco practicable si el objetivo central es alcanzar el superávit de las cuentas públicas.
Cantamutto consideró que «el FMI pide que se liberalice el control de cambios y se eliminen las retenciones a las exportaciones. De hacerlo, el Gobierno perdería dos pilares fundamentales de la recaudación impositiva. Es un dilema: hay que seguir los lineamientos ortodoxos, pero estos impactarían en el objetivo de reducir el déficit fiscal».
«No están todavía los dólares para eliminar los controles cambiarios de manera sostenible. La expectativa del Gobierno es que ahora ingresen inversiones que logren respaldar la eliminación del cepo. Hacerlo de manera muy temprana podría generar una corrida cambiaria, y por eso Milei no parece dispuesto a llevarlo a cabo en el corto plazo», afirmó el economista.
F/Sputnik