El tema espinoso de la pederastia se lleva a escena con la obra Añicos

La pieza de Carlos Be inspirada en hechos reales cuenta con un elenco de primera conformado por Giuliana Rodríguez Greisy Mena, Andersson Figueroa y Antonio Delli

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Como parte de la sexta edición del Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural, hasta el próximo fin de semana se presentará la obra Añicos, un texto original del dramaturgo español Carlos Be, inspirado en hechos reales que ocurrieron en un barrio madrileño durante 2014, expuestos aquí en un montaje dirigido por Natacha Pérez, una de las participantes más experimentadas del certamen.

En clave de suspenso, la obra cuenta las penurias de una familia hecha añicos a causa del ultraje de la hija menor, apenas cercana a su primera década de vida. La particularidad de esta narración es la posición del foco de su temática puesto no sobre la víctima sino en las consecuencias que este hecho devastador tatúa en la familia entera, en sus relaciones entre sí y en la del clan hacia afuera, en sus vínculos con el entorno que no solo remarca la pena… además derrama vinagre con sal sobre las heridas abiertas.

LA PROFANACIÓN DE LA FAMILIA

Con el apoyo de un sólido equipo actoral, Pérez consigue, desde el principio, una atmósfera de tensión que incluso incomoda, desespera y lleva a la audiencia al borde del asiento. Las interpretaciones, en conjugación con los recursos escenográficos, el montaje recrea un hogar sombrío, gris, tirante y violento.

Desde la butaca se nota que evidentemente algo grave pasa ¿pero qué? ¿Qué podría ser tan serio como para lograr tanta perturbación y desasosiego expresado en escena solo con miradas, semblantes, gestos y algunas pocas líneas?

Como es propio del suspenso, poco a poco, grano a grano se devela el motivo, con apenas los detalles necesarios para intuir cómo pasó. Ni siquiera la víctima directa aparece en escena, solo se escuchan sus quejidos, cuando logra despertar de su letargo, de un sueño inducido para intentar suavizar sus pesadillas.

En la escena ni la madre, interpretada por Giuliana Rodríguez; ni el padre en el cuerpo de Antonio Delli; ni el hermano, encarnado por Andersson Figueroa; consiguen lidiar con la profanación de su hogar.

DE LA RABIA AL ABISMO

Otro personaje de la obra sin presencia en las tablas es el pederasta, calificado en Internet como uno de los violadores “más sexys”, un hombre fornido, cinta negra y tercer dan en judo ( y además, adicto al fitness en la vida real), que además es padre de una mujer de unos 27.

El punto de giro y el desenlace se generan con la aparición de esta chica. La joven interpretada por Greisy Mena, la propia hija del violador, convertida en una víctima más de su padre, pero por la carga social y moral de los actos de este, logra entrar en este hogar destrozado, hecho añicos, en un acercamiento cargado de buenas intenciones pero que es visto al principio como otra profanación.

Atormentada por lo que hizo su padre, la chica solo busca el perdón de la familia y especialmente de la niña.

De la manera más inesperada, la hija del pederasta logra su liberación de la única forma que su atormentada psique acepta conseguirla, mientras que el hogar hecho pedazos se entrega definitivamente al abismo.

EQUILIBRIO Y SOLIDEZ EN ESCENA

Este fuerte e intenso drama es llevado a escena con una sólida y decidida dirección, respaldada por un elenco bien equilibrado con convincentes interpretaciones.

«Hicimos un superequipo, y estuvimos ensayando desde hace muchísimo tiempo y, cosa rara, ya que en los procesos teatrales siempre hay un contratiempo, pero en este no los hubo. Además, como el tema ha sido tan rudo, cruel, devastador y directo, porque este texto magistral y macabro así lo permite, fue haciendo que las cosas fluyeran muy bien y todo alrededor de este trabajo engranara perfectamente. Me he sentido maravillosamente bien al actuar con Antonio Delli y Greisy Mena, al igual que Andersson, un joven que viene de la Compañía Nacional de Teatro», declaró Giuliana Rodríguez al Correo del Orinoco.

Sobre la selección de este texto para el festival, la directora reveló que responde a la necesidad, según su criterio, “de buscar textos que no sean simplemente para entretener. Un texto que nos confronte a los venezolanos con nuestra humanidad. Es tratar esas cosas que vamos dejando bajo la alfombra, pero no podemos seguir ocultando. Que nos estamos convirtiendo en una sociedad con muchas heridas que vamos tapando con la risa y no terminamos de curar. El teatro tiene que cumplir con su función primigenia, que es hacer que nosotros nos reflejemos en el mismo, veamos nuestras heridas y empecemos a sanar como sociedad», reflexionó.

Las últimas tres funciones de esta temporada serán los días 14, 15 y 16 de febrero en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, en Caracas.

T/ Luis Jesús González Cova-E.C.
F/ Cortesía R.B.
Caracas