Elecciones en El Salvador: entre la popularidad de Bukele y el deterioro de la democracia

El domingo los salvadoreños concurrirán a las urnas para elegir al próximo presidente de El Salvador que, según indican todos los sondeos, podría ser el actual mandatario, Nayib Bukele. En un hecho inédito, Bukele podría ser reelegido como presidente cuando la Constitución salvadoreña prohíbe expresamente la reelección presidencial. Organismos internacionales advirtieron el “retroceso democrático” que implica esta decisión en el marco de un contexto de “graves violaciones a los derechos humanos y un profundo deterioro del Estado de derecho”.

El “dictador más cool del mundo”, como llegó a definirse el propio Bukele, construyó su popularidad sobre la política de mano dura contra el accionar de las pandillas. Desde marzo de 2022, El Salvador se encuentra bajo un régimen de excepción permanente, que limita garantías y derechos constitucionales y habilita “arrestos arbitrarios”, “torturas” y “muertes de presos”, como llegó a denunciar Amnistía Internacional.

Según información oficial, en los últimos dos años las fuerzas de seguridad detuvieron a 75.000 personas. En sus redes sociales, Bukele comparte las imágenes de los detenidos: en el piso, con la cabeza gacha, torso desnudo, rapados y encadenados. En 2023, el mandatario de 42 años inauguró una “mega cárcel”, con capacidad para 40.000 presos, la más grande de toda Latinoamérica.

Familiares de detenidos, agrupados en la organización Movimiento de Víctimas del Régimen (Movir) pidieron en varias oportunidades tener información sobre sus parientes, sobre los que en algunos casos no saben ni siquiera si están vivos o muertos.

Pese a esto, Bukele cuenta con el respaldo del 90% de los salvadoreños y pasó a ser el gobernante con mayor popularidad de toda la región, según la consultora Latinobarómetro. Con esta popularidad fue que el presidente anunció su candidatura a la reelección a pesar de que la Constitución la prohíbe en varios artículos.

Los 4 elementos que atentan contra las elecciones

De cara a las elecciones, la Oficina en Washington de Asuntos Latinoamericanos (WOLA) advirtió que El Salvador “no ha cumplido con estándares mínimos para el ejercicio de los derechos políticos”. De acuerdo con esta organización, hay cuatro elementos que atentan contra la integridad electoral y ponen en jaque las bases para elecciones libres, justas y transparentes.

1) Reelección inconstitucional 

“Bukele se postuló para la reelección presidencial a pesar de que la Constitución lo prohíbe en al menos seis artículos”, remarcaron desde WOLA, que explicaron que la reelección se basa en una resolución de la Sala Constitucional que no contó con oposición por el alto nivel de popularidad del mandatario.

2) Ausencia de controles y equilibrios en los poderes 

A su vez, desde WOLA señalaron la “alta concentración” de poder en manos del mandatario y su partido, Nuevas Ideas, que mantiene el control de la Asamblea Legislativa. “Una serie de acciones evidencian que ha habido constantes amenazas e injerencias en el poder judicial por parte del presidente Bukele, que limitan las garantías de independencia”, denunciaron.

3) Reformas electorales que benefician al oficialismo

Desde WOLA también remarcaron que ocho meses antes de las elecciones, la Asamblea Legislativa aprobó una reforma que introdujo un nuevo método para contar los votos. “Muchos de los 13 partidos contendientes pueden desaparecer después de las elecciones si no logran alcanzar los 50.000 votos o ganar un escaño en la Asamblea”, explicaron.

4) Debilidad electoral institucional y falta de claridad sobre el voto extranjero

Sobre este punto, desde la organización advirtieron que exista una «falta de credibilidad e independencia» del Tribunal Supremo Electoral como de las capacidades técnicas para la supervisión del financiamiento de campañas, control de los medios y regular el voto en el extranjero.

El domingo, Bukele podría convertirse en el primer presidente desde la vuelta a la democracia en El Salvador en lograr la reelección. El antecedente se remonta a los años 30, cuando el dictador Maximiliano Hernández Martínez se perpetuó en el poder e instauró el llamado «Martinato», que duró hasta 1944.

F/Pagina12
F/EFE