La reestructuración del deteriorado sistema financiero español supondrá la pérdida de unos 55 mil puestos de trabajo hasta 2015, el mayor recorte de plantillas de su historia, reveló este martes el diario El País.
Los errores en las fusiones de cajas de ahorro con problemas, así como la dureza de la crisis económica, se reflejan en la gran destrucción de empleo, precisó el matutino madrileño.
Tras los despidos realizados y los planes anunciados, cuando termine la reorganización bancaria el sector contará con unos 223 mil empleados.
Esta cifra representa la salida de unos 55 mil trabajadores desde el punto álgido de 2008, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, hasta 2015, y regresar a la plantilla existente en España a mediados de los años setenta, subrayó el periódico.
En oficinas, el recorte también será masivo: a la clausura de seis mil 700 hasta septiembre pasado se sumará el cierre de otras cinco mil más, auguraron los expertos.
Dichos cálculos supondrían retornar a niveles de finales de los años ochenta, cuando el país ibérico contaba con algo menos de 35 mil oficinas, recordó la publicación.
Precisamente, los trabajadores del sector financiero español protagonizarán mañana una manifestación en esta capital para protestar contra los despidos y a favor de una banca pública sin especuladores.
En un comunicado, la Unión General de Trabajadores (UGT), una de las dos centrales obreras mayoritarias de esta nación europea, llamó a una concentración frente al Banco de España, en rechazo a la destrucción de empleo y por «un país sin usura y sin especuladores».
Entre los motivos de la convocatoria, la UGT incluyó su queja por el comportamiento de los directivos de los bancos nacionalizados.
Consideramos inaceptable que quienes han abusado de sus puestos de dirección en las entidades financieras intervenidas por el Estado, como el señor Rodrigo Rato, campen libres siendo responsables de haber llevado a la ruina a miles de familias españolas, denunció el texto.
La Unión Europea (UE) aprobó el pasado 28 de noviembre los planes de reestructuración del gobierno conservador de Mariano Rajoy para sanear su deteriorado sector bancario.
Ese día, la Comisión Europea (Ejecutivo de la UE) desbloqueó el primer paquete de ayuda, de unos 37 mil millones de euros, destinado a capitalizar a BFA-Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia Banco y Banco de Valencia, fuertemente afectados por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Dicha reorganización supondrá para las entidades una reducción de su volumen de activos del 60 por ciento de media, mientras su red de oficinas quedará rebajada a la mitad, precisó el vicepresidente de la CE y comisario de Competencia, Joaquín Almunia.
Achicar su negocio un 60 por ciento las obligará a disminuir los sueldos, cerrar numerosas sucursales y a llevar a cabo despidos masivos.