Un pescador halló flotando cerca de la playa de Merón en Villaviciosa, Asturias (España) un calamar gigante, especie de las profundidades del océano.
El hombre trasladó el espécimen de 80 kilogramos de peso a la localidad de Gijón, donde pasó a manos de especialistas del Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma).
Ahora el cuerpo está en una congeladora del Museo del Calamar Gigante de Luarca, donde se determinarán las razones de su muerte. El lugar alberga la mayor colección del mundo de calamares gigantes, que consiste de 31 ejemplares.
Los calamares gigantes tienen una alta concentración de amoniaco en los músculos, por lo cual no sirven de alimento para el ser humano. De ahí que solo se empleen para propósitos académicos.