Por Ramón Alirio Contreras|La estética del odio (Opinión)

El siglo XX fue el siglo del odio. No es que no existiera antes, pues larga es la data de las confrontaciones humanas. Guerras tras guerras han desfilado por la línea del tiempo desde que poblamos la Tierra. Sin embargo, el siglo pasado lo convirtió en doctrina. El nacimiento del fascismo en la Italia de Mussolini, en la Alemania de Hitler y la España de Franco, impusieron el odio como principio rector de su política de exterminio de los adversarios. Luego correspondió a América Latina el descubrimiento del horror con las dictaduras militares que se apostaron a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Al mismo tiempo, Estados Unidos se fue convirtiendo en el motor de una corriente fascista, marcada por la acción encubierta de sus gobiernos, para instaurar regímenes de gobierno totalmente alineados con los intereses de las grandes empresas que comenzaban a marcar la pauta del orden mundial. Cuando el sistema capitalista desarrolló mecanismos de acción propia, para el sostenimiento de las grandes corporaciones, fueron cambiando las estrategias.

Luego de aplicar mecanismos para implementar gobiernos que inflaron el odio como bandera, destruyendo previamente las experiencias políticas de carácter revolucionario o populares, con los cuales impusieron gobiernos de corte fascista, iniciaron un proceso de democratización del horror.

El aparato represor se mantuvo, pero matizado con la ilusión de creer que todos teníamos las mismas oportunidades para acceder estándares de calidad de vida, definidos por la capacidad de consumo. Y cuando alguna voz se levantara contra esa lógica, recibirían su dosis de democracia liberal con desapariciones, torturas y asesinatos por su posición política.

La publicidad acompañó y acompaña todo ese proceso de apropiación del sujeto, de su identidad y sus patrones de conducta. Es decir, ya no hace falta el control social a través de la represión, sino simplemente la implementación de mensajes que convierten a las personas en el modelo que las corporaciones quieren que sean. En esa lógica discursiva viaja el racismo, machismo, consumismo y tantos otros esquemas negativos, que aportan los valores del capitalismo como norma. En su conjunto, son conductas que fortalecen las conductas fascistas.

@aliriocontreg

Y EN DONDE FUERON CREADAS POR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÒN COMO LOS DE R.C.T.V. GLOBO VISIÒN, R.C.R. 750. LA MUD. FEDECAMARAS, CONSECOMERCIO, VENAMCHAM Y MUCHOS MÀS QUÈ TODAVÌA SIGUEN CON EL ODIO.
PERO AÙN ASÌ, ¡¡ NÒ VOLVERÀN !! ¡¡ NÒ VOLVERÀN !! Y ¡¡ NÒ VOLVERÀN !!
¡¡ VAYANSE AL CARAJO DE MIAMI CON SU ODIO !! PORQUE ¡¡ NÒ VOLVERÀN !!