Por Luisa Ortega Díaz|Etnia yanomami (Opinión)

Nuestro Constituyente de 1999 declaró a Venezuela como una nación pluricultural y multiétnica. De esta manera, el Estado asumió la cosmovisión indígena como parte fundamental de nuestra identidad cultural. Este pronunciamiento constitucional garantiza el respeto absoluto del Estado a todos los pueblos indígenas.

Además, la Constitución de 1999 dedica uno de sus capítulos a los Derechos de los Pueblos Indígenas, reconociendo su organización social, política y económica, sus culturas, idiomas, religiones y costumbres. De gran transcendencia resulta el reconocimiento que nuestra Carta Magna hace de los derechos originarios que todos los pueblos indígenas tienen sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente han ocupado.

Darle rango constitucional a estos derechos colectivos no solo favorece a los pueblos prehispánicos sino a la sociedad en general. En otras oportunidades he sostenido que ante la severa crisis ecológica que afecta a la sociedad mundial debemos dirigir nuestras miradas hacia los pueblos indígenas, para tomar de ellos los importantes principios que rigen sus relaciones con la naturaleza.

Hoy, una de las etnias que preserva y practica con mayor integridad relaciones armónicas con la naturaleza, así como otros importantes conocimientos, es la yanomami, pueblo indígena ubicado, fundamentalmente, en el estado Amazonas. La defensa de la cultura yanomami y la de otras etnias es tarea de todos; para ello el Poder Ejecutivo creó el Ministerio de Pueblos Indígenas y el Poder Legislativo dictó la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas.

Es evidente la gran disposición del Estado venezolano para la defensa de los pueblos indígenas, entre ellos los yanomamis. Recientemente fue difundida una información que daba cuenta del supuesto asesinato de 80 integrantes de esa etnia. Inmediatamente, una comisión interinstitucional se trasladó hasta el Alto Orinoco sin encontrar evidencia alguna sobre esta denuncia. La consolidación de los derechos de los pueblos indígenas depende, en gran medida, de la actuación responsable que todos los sectores de la sociedad observen en las distintas circunstancias relacionadas con ellos. Crear zozobras infundadas es fomentar la vulnerabilidad de las comunidades indígenas. De allí que el Ministerio Público actuará con absoluta responsabilidad frente a cualquier situación que los pueda afectar.

Texto/Luisa Ortega Díaz (luisa_ortega@cantv.net)
Caracas

El pueblo indígena Warao expresa día a día su voluntad de preservar sus tradiciones culturales jurídicas, que los distingue de otros grupos sociales y aspiran a desarrollar nuevas pautas de convivencia social, reivindicando la ocupación de las tierras ancestrales y el vínculo sagrado que las une, ya que para ellos la relación con el ambiente y sus técnicas ancestrales de justicia son necesarias para la supervivencia física y de su pueblo.

Los indígenas Warao poseen un íntimo conocimiento de su entorno como sociedad organizada, son expertos manipuladores de procesos y de relaciones de convivencia social, además tienden a adoptar prácticas de manejo de recursos sostenibles no solo de producción, si no de las estrategias cotidianas que aplican indican que tienen un detallado conocimiento de su ambiente social de pueblo o nación indígena, en el uso y manipulación de los recursos naturales para proveer alimento a las poblaciones humanas, sin la destrucción de la biodiversidad, práctica que ha sido mantenida a través de milenios El conocimiento de las relaciones entre las poblaciones de su mismos orígenes y el habitad, representa la base para una preservación natural y cultural como pueblo ancestral. Esto, evidencia la corresponsabilidad del acontecer político y jurídico, al reconocer la interconexión y dependencia recíproca de todos los elementos que hacen posible la sustentabilidad del desarrollo y la vida de las comunidades indígenas Warao.

Por lo que la presente investigación considera importante la divulgación, reflexión y valoración de sus prácticas ancestrales del Derecho consuetudinario indígena, que se pueden realizar en el ámbito de las comunidades universitarias, no indígenas, que permita incentivar a los estudiantes a valorar desde la comprensión, la situación de riesgo que viven como pueblo ancestral Warao, por las amenazas contra su cultura. También concienciar en su corresponsabilidad en la conservación socio cultural propia a fin de producir un impacto positivo, ya que muchas de estas población indígena habitan en territorios ancestrales llenos de mitos y prácticas productivas que les han permitido vivir en armonía ambiental social y son una evidencia viva en el presente de la identidad y diversidad cultural ancestral aborigen que caracteriza a Venezuela.