El surgimiento de heroína barata, a tan solo 4 dólares en Estados Unidos, puede ser rastreado a los remotos valles del norte de la Sierra Madre.
Con el precio de la marihuana cayéndose, impulsado en parte por la despenalización en varios estados de ese país, carteles de la droga mexicanos se están alejando del cannabis y llenando sus campos con amapola.
La heroína mexicana está inundando a Estados Unidos mientras las autoridades, tratando de contener una epidemia de abuso de analgésicos recetados, han endurecido los controles sobre los opiáceos sintéticos como la hidrocodona y OxyContin. Como las pastillas se hacen más costosas y difíciles de obtener, organizaciones de narcotráfico mexicanas han encontrado nuevos mercados para la heroína en lugares como Virginia y Vermont, donde, hasta hace poco, el uso de agujas para drogas era raro o desconocido.
Agricultores de la región «Triángulo de Oro» del estado de Sinaloa, México, que ha producido los gángsters más notorios del país y las más grandes cosechas de cannabis, afirman que ellos ya no están cultivando la planta.
Su precio al por mayor ha colapsado en los últimos cinco años, pasando de 100 dólares por kilogramo a menos de 25 dólares.
«Ya no vale la pena», dijo Rodrigo Silla, de 50 años, un agricultor de cannabis de toda la vida, quien dijo que no podía recordar la última vez que su familia y otras personas en su pequeña aldea abandonaron el cultivo de hierba. “Desearía que los estadounidenses detuvieran la legalización”.
A lo largo de la frontera con México, las autoridades estadounidenses incautaron apenas 2.162 kilos de heroína el año pasado, considerándola una cifra récord, frente a los 367 kilos en 2007.
El hábito de la aguja en Estados Unidos ha hecho una reaparición fuerte mientras la heroína corre en el país. El uso de esta droga en EE. UU. se incrementó en 79% entre 2007 y 2012, según información federal, desatando una ola de muertes por sobredosis y una «crisis de salud pública urgente y creciente”, advirtió el Fiscal General Eric Holder.