La mayoría del movimiento rebelde sirio está bajo ataque desde tres direcciones: el ejército sirio, el Frente al Nusra de Al Qaeda y Al Qaeda de Irak. Algunos de los comandantes rebeldes que controlan las afueras de Damasco están asegurando acuerdos privados de cese al fuego con oficiales del ejército sirio local, algunos de los cuales servían como compañeros en las mismas unidades antes de que desertaran. Esta tendencia se está extendiendo a otras ciudades, como Homs y Hama.
Fuentes militares y de inteligencia informan que estos acuerdos locales están evolucionando rápidamente en patrullas conjuntas en los distritos dominados por rebeldes. La fusión de los dos bandos en conflicto presagia la perspectiva de amplias zonas tomadas por los rebeldes revirtiendo el control al gobierno del presidente Bashar al Assad sin más derramamiento de sangre.
No todos los líderes rebeldes admiten esta tendencia. Algunos están tratando de sabotearla con atentados suicidas y ataques con bombas. La mayoría de estos ataques son obra de facciones de Al Qaeda, como la explosión de un camión bomba en un puesto de control del gobierno en las afueras de Hama el domingo 20 de octubre, que mató a 30 personas.
Este tipo de violencia está empezando a desaparecer porque los principales partidarios de los rebeldes, Qatar, Jordania, Turquía y elementos anti-sirios en Líbano, han disminuido su ayuda logística y entrega de municiones. Ellos están siguiendo la conducción de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que nunca cumplieron las promesas el mes pasado para mantener suministrados a los rebeldes con armas, instructores y ayuda militar.